CAPÍTULO 32

262 20 9
                                    

Una Ciudad Gótica estaba cubierta de sangre de personas puras e impuras. Todos los días al caer la noche, los gritos y llantos se volvían más perceptibles para cualquier persona que vivía en ese infierno de clasistas.

—Debemos hacer algo con esto—, susurró Damian, al escuchar diversos lloriqueos en los apartamentos que formaban parte del Callejón del Crimen.

Jason Todd y Damian Wayne se habían dirigido al mismo lugar de la noche anterior más preparados que nunca para enfrentarse a cualquier villano.

Gracias a los gorros negros que cubrían sus rostros, las personas que llegaban a verlos los confundían con simples criminales, por lo que no les fue difícil pasar desapercibidos.

—Escóndete, —ordenó el mayor—, no te muevas de acá. Ya regreso.

Damian frunció el ceño al ver a Jason desaparecer entre la oscuridad hasta adentrarse en una ventana abierta de esos tétricos apartamentos.

Un parte de insultos que se escucharon, desconcertó al menor. Sacando la katana con mucha agilidad, tomó una postura ofensiva esperando a ser el primero en atacar y ayudar a su hermano. No obstante, algo que terminó de desconcertarlo aún más, fueron los disparos que se escucharon en el mismo apartamento en el que estaba Jason.

—Idiota, —susurró con una sonrisa ladina que se había plasmado en la comisura de sus labios. Guardó la katana con sigilo y se recostó en la pared esperando a que su hermano regresara—, mi padre estaría muy enojado contigo—, dijo, viendo al mayor llegar.

—No. No lo estará porque tú no dirás nada, —Jason escondió el arma en su pantalón e hizo una seña a Damian para que lo siguiera—, además, no lo maté.

El hijo biológico de Bruce Wayne, levantó una ceja y aceleró el paso para estar más cerca del antihéroe, —entonces... ¿qué hiciste?

Pese a la capucha que utilizaban en ese momento, eran muy notorias las expresiones que cada uno hacía; por lo que en ese momento, fue muy fácil percibir la sonrisa de Jason.

—Digamos que ese tipo ya no podrá tener hijos.

Damian asintió con tranquilidad mientras caminaba detrás de su hermano—, espera—, al comprender lo que el mayor había se detuvo en seco para poder procesarlo—, ¿le disparaste en sus partes?

Jason asintió y levantó la mano realizando un ademán con el que restaba importancia a la situación—, y también le disparé en sus brazos hasta destrozarlo por completo, así no volverá a tocar a nadie.

Damian asintió despacio y volvió a correr hasta alcanzar a su hermano—, ¿por qué no lo mataste?

—Lo dejé muerto en vida, —se limitó a responder el más alto.

—Sabes a lo que me refiero, —continuó el menor, sin dejar de ver al contrario—, nunca dejas ir la oportunidad de asesinar a alguien que realmente lo merece.

Jason se quedó callado. Caminaba sin siquiera dirigirle la mirada a su hermano y es que realmente no tenía cara para verlo a los ojos. Comprendía perfectamente a lo que Damian se refería y él mismo se lo estaba cuestionando.

¿A quién es que no quería decepcionar?

¿Tal vez Bruce?

¿Lyudmila?

¿O simplemente él mismo?

Ni siquiera sabía porque había dejado vivo a ese miserable violador. El solo hecho de ver a la adolescente que rescató, forcejeando con ese sujeto, le ponía tenso.

—De regreso lo mato, —afirmó Jason—, de todas formas, no puede moverse de donde está—, rió al recordar el estado del sujeto y los orificios de la balas en cada una de sus extremidades.

SorrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora