CAPÍTULO 69

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—¿Nada aún?

—Nada aún.

Jason se removió inquieto ante la respuesta de Damian. Sentía que en cualquier momento todo se vendría encima y había momentos en los que parecía que todo se volvía estático y le era imposible avanzar.

—Revisa de nuevo —señaló la esfera que hasta el momento solo Damian había estado manipulando.

Damian soltó un sonido que le hizo entender a su hermano cuan irritado estaba.

—No hay nada. ¿Entiendes?

Con la esperanza de tranquilizarse, el mayor se vio obligado a dejarse caer en la cama de su hermano. Se llevó la mano al rostro y la movió con fuerza al compás de su cuerpo; incluso podía llegar a parecer una rabieta si alguien más lo veía.

La expresión de enojo que Damian mantenía, cambió por una más relajada al ver lo impaciente que se encontraba Jason. Miró la esfera que descansaba en su mano derecha y luego su mirada recayó en el mayor.

—Vamos a encontrar ese maldito collar. No te preocupes.

Jason se removió pero con menor intensidad y emitió un sonido de afirmación.

—No entiendo por qué no aparece. Se supone que esa porquería nos dice dónde debería estar —pausó—. Quizás está defectuosa.

Damian se encogió de hombros y asintió.

—Hablaré con Zatanna para que nos pueda ayudar —propuso el menor.

—Yo iré a investigar más —mencionó Jason luego de ponerse de pie.

El menor asintió con lentitud, cómo si no estuviera seguro de las acciones de su hermano y se limitó a verlo salir. Supuso que había ido directamente a la baticueva, después de todo, no lo encontró por ningún rincón de la mansión cuando fue a buscarlo.

Y así había sido.

Jason se encontraba arreglando la motocicleta en la que pronto partiría; sin dejar de lado su característica chaqueta de café que le hacía resaltar el emblema rojo en su pecho.

— ¿Te vas?

El muchacho reconoció esa voz inmediatamente. Puso los ojos en blanco y encaró a Dick, quien tenía aquel típico semblante en el que todo le parecía divertido.

—¿Qué? ¿Quieres que te lleve?

Dick se encogió de hombros ante la respuesta sarcástica y negó sin borrar la sonrisa.

Jason se preguntaba de vez en cuando si a su hermano no le dolía el rostro de tanto sonreír. Incluso, había ocasiones en las que a él mismo le terminaban por doler las mejillas de ver esa característica expresión de su hermano.

—Solo quería saber si ya te ibas.

—¿Por qué tanta insistencia?

Nuevamente, Dick volvió a encogerse de hombros, por lo que Jason no sabía si soltarle un puñetazo en la cara o simplemente ignorarlo.

Como si fuese algo normal, cada vez que estaba cerca de Dick, puso los ojos en blanco. Subió a la motocicleta y la encendió.

—Vamos a ver unas películas —dijo Dick—. ¿Quería saber si nos acompañabas?

Jason se mantuvo en silencio, tomó el casco entre sus manos y lo observó unos instantes. Aunque quería ir, muy en el fondo sentía que debía salir de la mansión y poner fin a esa misión lo antes posible. Después de todo, el collar restante no se iba a encontrar solo.

—Estará Mila —más que un comentario, parecía insistencia por parte de su hermano.

—¿Estás tratando de manipularme?

SorrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora