CAPÍTULO 4

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Bruce y los muchachos se encontraban sentados en la sala. El mayor de los presentes se encontraba inclinado hacia adelante, tenía sus dedos entrelazados cerca de su boca y sus codos descansaban en sus piernas. Damian estaba cruzado de brazos con su típico ceño fruncido. Dick decidió sentarse en medio de Tim y Damian para evitar más peleas como las de hace un momento, tenía una postura relajada donde sus brazos recaían sobre las piernas. Todd estaba casi recostado en el sillón, con sus brazos cruzados y mirando al techo con una expresión de aburrimiento. Tim era el único de todos los presentes que mantenía una postura correcta para su columna.

Escucharon unos pasos por las gradas así que todos optaron por dirigir sus ojos hacia esa zona. Ahí se encontraba Lyudmila con unos pantalones vaqueros harem de mujer, una camiseta manga larga blanca enrollada hasta sus codos y unas zapatillas blancas. Los presentes la observaban detenidamente. Esto sólo provocó que la joven se sintiera incómoda, nunca le había gustado que la miraran por mucho tiempo. En respuesta a ello restregó de manera suave y lenta sus manos sobre la tela del pantalón.

—Lyudmila—, habló por fin Bruce. — Siéntate por favor.

La mencionada asintió con su cabeza a la petición del hombre. Con su mirada escaneó a ver si había un asiento disponible pero todos se encontraban ocupados. A duras penas entreabrió la boca cuando alguien más habló.

—Puedes sentarte acá.

—No te preocupes Dick— dijo un Tim sonriente. —Puedes sentarte ahí si gustas —, señaló al otro lado— Damian quítate por favor para que la señorita se siente. Estás estorbando.

—Escucha cara de caballo.

— ¡Silencio! —; todos se callaron de golpe después de ver a Bruce con un rostro enojado. — No quiero más gritos, ni peleas, ni discusiones ¿Entendido? —. La sala volvió a quedar en un profundo silencio. Todos los presentes se limitaron a contestar un sí y no realizar comentario alguno.

—Siéntate acá— Todd se paró del sillón y se sentó en la reposabrazos.

A paso calmado la joven se dirigió hasta el sillón y tomó asiento. No iba a negarlo, tener a la par un joven así de apuesto hacía que su cuerpo reaccionara de otra manera, sobre todo porque su papá nunca la dejó relacionarse con niños.

—Bien chicos. De manera formal les quiero presentar a Lyudmila Romanov. Creo que no tuviste una muy buena impresión de nosotros ¿o me equivoco? —; pausó Bruce dirigiendo esta última pregunta a la joven. Esta sólo sonrió mostrando un pequeña parte de su dentadura. — Su madre fue una gran amiga mía. Lyudmi...

—Sólo Mila está bien, creo que les será más fácil—, habló por fin la chica.

—Bien—, se detuvo Bruce. —Mila se quedará con nosotros un tiempo. Ha tenido ciertas complicaciones familiares, así que su madre me pidió el favor de que se quedara con nosotros ¿de acuerdo?

Dick y Tim respondieron con un "sí", mientras que Damian fruncía el ceño y Todd asentían con su cabeza. La joven mantenía su vista centrada en sus manos que jugaban entre sí para calmar los nervios que sentía. A pesar de ello su rostro reflejaba tranquilidad. Ella era todo un enigma.

— ¿Ya te presentaste? —; Bruce se dirigió al joven que minutos antes le había cedido el asiento a Lyudmila.

—Sí—, respondió con obviedad.

—Como se debe, —recalcó con seriedad.

Este soltó un suspiro y se volteó hacia la joven. Este agachó su rostro para verla y le sonrió de manera coqueta mientras extendía su mano en forma de saludo.

SorrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora