El rojo de algunos adornos navideños no era nada comparado a lo cincelado que se encontraba el rostro de Damian, quien fruncía el ceño para pasar desapercibido los nervios que tenía en ese momento.
— ¿Estás bien?
Era la tercera vez que Kaira preguntaba, por lo que era la tercera vez en que Damian se acomodaba la bufanda verde antes de negar.
—Hablo enserio Damian.
—Yo también.
La pelinegra guardó silencio. Sabía que insistir no iba a servir de nada, al final era el equivalente a hablar con una pared. Desde que habían salido de La Academia, Damian no había hecho nada más que dirigir monosílabos.
Al inicio había comprendido; el muchacho iba manejando y no lo quería desconcentrar. Pero luego de estacionarse, llevaban media hora caminando por las vistosas calles de Gótica y lo único que habían hecho desde entonces era convertir el oxígeno en dióxido de carbono.
—Damian —la joven se detuvo sin importar quedarse atrás, pero no pensaba moverse de ahí hasta poder hablar con Damian.
El pelinegro, al percatarse de la ausencia femenina a su lado derecho, se vio obligado a girar y fruncir más el ceño al no entender qué sucedía.
— ¿Por qué te quedas ahí? Vamos.
Pero al no obtener respuesta, tuvo que regresar por Kaira y hacer el intento de llevarla junto a él.
—Vamos, —insistió tironeando de ella sin aplicar nada de fuerza. Conocía lo tosco que podía llegar a ser, por ello trataba de suavizar su acción.
Muy al contrario de Kaira, quien se plantó como un viejo roble y se negó a seguir avanzando, poniendo más fuerza de la que en algún momento hubiera implementado.
—Suéltame.
—Kaira, —volvió a insistir el joven—, no estoy para bromas.
—Tampoco yo.
Damian, la soltó de forma delicada y se cruzó de brazos.
—Te sucede algo, —aseguró la joven. Soltó un suspiro ignorando el frío de ese momento. Al menos la luz de la cafetería que estaba junto a ellos los hacía entrar en calor—, no te pido que me cuentes con detalle... Solo... Solo quiero que sepas que cuentas conmigo y no es justo que siempre tengas que cargar con todo .
El joven tragó grueso. La última vez que había escuchado palabras similares, nada había terminado bien.
—De acuerdo.
Era lo único que podía decir.
Se preguntaba por qué era así con Kaira. Ella siempre tan buena, en especial con él y él siempre un patán.
—Quiero —pausó aún dudando de sus palabras— quiero hablar de algo contigo.
Aquellos ojos azules de la joven que destellaron por breves instantes, le hacían saber a Damian que estaba curiosa ante sus palabras y sobre todo ansiosa.
Su mano enguantada viajó al flequillo que cubría la frente de Kaira y quitó algunos mechones que le impedían apreciar por completo aquellos ojos que lo habían cautivado desde hace un año.
Deslizó su mano por el rostro de la joven. Se vio obligado a imaginar la cálida delicadeza de su piel. Poco a poco fue bajando hasta el cuello descubierto y admiró su blanquecina piel, la cual estaba más pálida de lo usual. Sin embargo, su recorrido no quedó hasta ahí. Sus ojos se posaron en el rostro enrojecido de la contraria, donde se detuvo unos instantes para contemplarla y finalmente descender hasta entrelazar sus manos.
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Sorrow
Fanfiction"Es irónico como las personas hacemos hasta lo imposible tratando de evitar el dolor y, es por lo que más pasamos en nuestras vidas" ═════════════════════ ≪ •❈• ≫ ═════════════════════ ATENCIÓN El fanfic que leerán a continuación es completamente...