Al regresar a la mansión junto a Damian. Se dirigió a su habitación dónde se encerró y se despojó de toda la ropa. Se adentró al baño, en donde esperó un par de minutos a que la bañera se llenara.
Al sumergirse, sintió como el agua envolvía cada parte de su cuerpo. Era tan relajante y placentero. Mantenía los ojos cerrados. Tratando de despejar cualquier pensamiento de su mente. Pero sabiendo que Lyudmila se encontraba inconsciente en la otra habitación, le fue imposible.
Soltó un suspiro. Y se sumergió en la bañera. Recordó a Mila nuevamente. La forma en que el viento ondeaba aquellos cabellos cuan rayos de sol. Los delgados brazos que lo rodeaban del cuello cada vez que lo abrazaba. Y el aroma de ella que tenía impregnado en su mente era la clara personificación de la primavera.
Una burbuja, seguida de otra, le indicó que debía volver a tomar oxígeno. Sacó la cabeza tomando una gran bocanada de aire. Reposó su definida espalda contra el respaldar de la bañera y dejó caer la cabeza hacia atrás.
Sacó los brazos del agua. Una mano se la llevó al cabello, peinándolo hacia atrás, dejando que unos cuantos mechones cayeran sobre su rostro. Mientras que el otro antebrazo yacía apoyado en la bañera, con el agua cubriendo la mitad de su mano.
Bufó de aburrimiento. Se levantó de donde estaba. Agarró con fuerza la toalla que reposaba en el estante y comenzó a secar cada parte de su cuerpo.
Revolvió sus cabellos azabaches hasta que dejaron de gotear. Secó desde el cuello hasta sus piernas. Frotó con suavidad la toalla hasta que se detuvo en su pecho. Se miró frente al espejo y observó con mucho detenimiento cada una de sus cicatrices. Sobre todo la gran cicatriz que atravesaba todo su pecho.
—Te convertiste en un monstruo, Jason.
Aquellas palabras salieron de una forma tan inaudible. Sin embargo, gritaban todo aquel dolor que sentía.
Pasó nuevamente la toalla sobre esas marcas que le resultaba detestables. Quiso borrar todo rastro de dolor. Pero no pudo. Volvió a restregar la tela sobre su cuerpo. Y lo único que consiguió, fue que su piel quedara rojiza.
Una lágrima cayó por su mejilla. Seguida de otra. Y de otra.
Era consiente de como era su cuerpo. No soportaba el dolor que le provocaba ver sus cicatrices. Y mucho menos las que se encontraban plasmadas en su alma. Le era tan irónico que las marcas más visibles que tenía, eran las de su mente y no las de su piel.
Caminó hacia su recamara, donde tenía el pijama lista. Se arropó sintiendo la calidez recorrer su definido cuerpo.
Ese día ni siquiera se tomó la molestia en bajar a cenar. No quería estar con nadie más que no fuera Mila. No sabía si era el afecto que sentía por ella o la culpa de haberla dejado inconsciente. Pese a ello, lo único que quería era estar junto a ella.
El cuerpo de la joven descansaba sobre la cama. Por inercia, Jason se acercó a tomar el pulso. Y soltó un suspiro de alivio al darse cuenta que todo estaba en orden.
Tenía años de no realizar esa acción. Cuando era tan solo un niño, siempre se acercaba a sus padres que permanecían intoxicados en algún lugar de su deteriorado apartamento. Esos fatigantes momentos, eran de las escasas ocasiones en las que podía tener un contacto con su familia. Solo para saber si aún seguían con vida o lo habían dejado completamente solo y a su suerte.
Incluso recordaba los primeros días junto a Bruce. Cuando se colaba a la habitación de éste para saber si aún estaba vivo o se había ido como todos los demás. Aunque con el paso de los años, fue comprendiendo mejor las cosas y dejó de hacerlo.
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Sorrow
Fanfiction"Es irónico como las personas hacemos hasta lo imposible tratando de evitar el dolor y, es por lo que más pasamos en nuestras vidas" ═════════════════════ ≪ •❈• ≫ ═════════════════════ ATENCIÓN El fanfic que leerán a continuación es completamente...