Lyudmila salió corriendo de su dormitorio. Su vestido celeste se mecía con cada paso que daba. Parecía una pequeña nube que rebotaba en cada rincón de la mansión, propagando una pisca de calidez y dulzura.
Sin siquiera tocar la puerta, se adentró a la habitación continua a la suya y con una sonrisa en el rostro, saltó sobre la persona que aún dormía plácidamente y se mantenía envuelta entre las sábanas.
Un quejido se hizo presente en el lugar. Parecía más el gruñido de una bestia que el de una persona. Pero eso había sido suficiente para alarmar a la joven. Con más delicadeza, se bajó de la cama y con una mueca de preocupación esperó a que Damian despertara.
— ¡Mierda Mila!
Antes de preguntar por los vendajes que adornaban el cuerpo del muchacho, había que tenido que suprimir una risa que casi delataba la gracia que le causaba el gesto de enojo que adornaba el rostro del pelinegro.
—No es nada. Solo caí por las escaleras, —aclaró el muchacho.
La joven no quiso hacer más preguntas. Supuso que la caída había sido fuerte y eso lo tendría de mal humor, por lo que era preferible no insistir.
—Lo siento, —dijo Mila con el entrecejo fruncido mientras señalaba el cuerpo mallugado de Damian. —No esperaba que...
—No importa, —dijo el aludido. Se levantó de la cama y disimulando el dolor que se había vuelto más incómodo, se colocó una camisa. —Ahora, si no tienes nada más que decir ¡Fuera!
Lyudmila trató de suprimir una risa ante la actitud del joven y con las manos juntas en su espalda, se balanceó juguetonamente con las puntas de sus pies.
—De hecho, tengo algo que decirte.
Damian bufó.
— ¿Recuerdas sobre el festival?, —continuó hablando la joven.
—Sí. ¿Qué hay con eso?
—Tengo una idea.
—No puede ser, —dijo Damian, palmeando su rostro—, si soy sincero no tengo ánimos de...
—Podemos...
—No pienso bailar. Mucho menos ir, —protestó el joven—, fuera de aquí.
Mila guardó silencio un par de segundos antes de volver a hablar. — ¿Estás seguro? —, dijo como último intento.
—Sí, —respondió tajante.
"Claro que lo estoy, tonta", pensó el pelinegro.
O tal vez no.
Si tuvieran que preguntarle a Damian Wayne sobre que debía hacer para el festival, la respuesta era sencilla. Nada. No quería bailar. Tampoco cantar. No quería participar en un acto tan infantil. Mucho menos socializar con personas que simplemente no eran de su agrado y se hacían llamar compañeros. Aunque debía admitir que habían un par que le resultaban tolerables.
Tampoco olvidaba el intento fallido de estiramiento previo al primer ensayo del baile que había tenido con Mila hace semanas. Eso le llevó a la brillante conclusión de no ir al festival a hacer el ridículo.
Pensaba presentar un reporte falsificado sobre su estado de salud o como él lo llamaba, El Comodín. Para el día de la presentación iba a mostrar una constancia médica sobre el lamentable y trágico accidente en el que se había quebrado la pierna izquierda y el brazo derecho; por lo que iba a verse obligado a no participar en el festival.
Tenía todo resuelto. Pero había un par de detalles que sentía que frustraba todo su plan. Muy en el fondo, quería asistir. No por el hecho de socializar, ya que ese jamás sería su fuerte. Incluso, si tenía que escoger entre desperdiciar veinticuatro horas persiguiendo a un criminal de pacotilla como Condiment King o asistir por dos horas y medias a un evento social. Definitivamente la primera opción no se escuchaba tan mal.
ESTÁS LEYENDO
Sorrow
Fanfiction"Es irónico como las personas hacemos hasta lo imposible tratando de evitar el dolor y, es por lo que más pasamos en nuestras vidas" ═════════════════════ ≪ •❈• ≫ ═════════════════════ ATENCIÓN El fanfic que leerán a continuación es completamente...