CAPÍTULO 18

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—Sólo informarles que el señor Bruce tiene un compromiso y por ello vendrá más tarde—, anunció el mayordomo, para después salir del comedor y dejar cenar tranquilamente a todos los protegidos del dueño de la mansión.

El sonido de los cubiertos chocar con los platos, llegaban a los oídos de los presentes, manteniendo así un entorno llevadero.

—Nunca te había visto con lentes, Mila, te ves bien—, halagó Tim de la nada.

—Gracias—, intentó hablar la aludida, pero el pedazo de pollo en la boca, se lo impedías por completo, haciendo que desfigurara la palabra.

Tim sonrió con un poco de nerviosismo y sin más que agregar se llevó el tenedor a la boca; pensando en ridículo que se acababa de ver frente a los demás.

—Tim—, llamó Damian con una sonrisa burlesca.

Todos los espectadores, posaron sus ojos sobre el dúo de hermanos. Sabedores de lo que iba a pasar; Mila llevó su mano izquierda a la frente, cubriéndose sutilmente con un ápice de fastidio, y así deslizarse sobre la silla; Jason se acomodó un poco más en el asiento, disfrutando lo que estaba por venir y siguió comiendo con suma diversión reflejada en su rostro; mientras que Dick dejó caer su tenedor en el plato haciendo un ruido efímeramente irritante, con el fin de captar el interés de sus hermanos.

—Esto se va a poner interesante—, expresó Jason en voz baja hacia la chica.

—Define interesante. Porque hacer un desastre en la mansión es lo opuesto a interesante—, respondió del mismo modo.

La mirada nerviosa de la fémina se enfocó por unos instantes en la sonrisa de Jason, la cual mostraba sus parejos y blanquecinos dientes.

— ¿Qué pasa, me perdí de algo importante?

Una voz gruesa había interrumpido abruptamente el ambiente en el comedor. Bruce acababa de llegar, lo cual implicaba que no habría disputa entre los muchachos, pero por el contrario, más tensión para Mila.

—Bueno, ya terminé, me retiro, —dijo la susodicha en un intento de escapar del lugar—, buen provecho. Con permiso.

Sin siquiera ver a su tutor, movió la cabeza levemente en forma de despedida y se fue rápidamente hacia su habitación.

Un sonido de cansancio por parte de Jason se escuchó en el comedor y así llamando la atención de los presentes ante la falta de modales, —que lleno quedé—, pausó, — gracias, Alfred.

Imitando la acción de Lyudmila, se dirigió a su respectiva habitación en busca de unas cosas que tenía pendientes de arreglar.

—Ese idiota está a punto de reventar—, exclamó Damian al mirar los dos platos vacíos que su hermano acababa de dejar.

—Ni que lo digas—, concordó Dick—, yo también me voy, buenas noches.

Bruce se dio un golpe interno al ver a Tim y Damian comer sin dirigirse ni una palaba, sus semblantes lo decían todo. Ahora él tendría que intervenir si ese par se ponía a discutir una vez más.

La lámpara que iluminaba la habitación, le brindaba más claridad para apilar cosas encima de su cama; cosas que ya no tenían mucha utilidad para él, pero que sin duda alguna, le podría servir a alguien más. Tres golpes en la puerta fue suficiente para que Jason Todd se detuviera y fuera a ver de quien se trataba.

Dick se encontraba parado en la puerta con una de sus típicas sonrisas pícaras y sus brazos cruzados sobre su pecho.

— Me podrías decir, ¿en qué momento mandé a llamar a Damian?

SorrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora