CAPÍTULO 15

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La tela de seda caía hasta el suelo, cubriendo las piernas de la joven y la brisa que entraba por la ventana provocaba cierto movimiento en la falda del vestido, haciendo que, se levantara delicadamente.

- ¿Puedo pasar? -se escuchó la voz de Bruce afuera de la habitación de Mila.

- ¡Adelante! -, respondió Selina al ver que la menor no decía nada.

Quedando bajo el marco de la puerta, Bruce pudo divisar de espaldas a una mujer de cabello corto, la cual portaba un vestido verde oscuro sumamente ceñido a su escultural figura; el escote en forma de corazón resaltaba el busto de esta y la rajadura en la parte inferior de la prenda dejaba apreciar su contorneada pierna derecha.

-Te ves bien, Selina.

-Gracias Bruce.

Una mirada por parte del hombre dio a entender a la mayor que debía retirarse y dejarlo sólo con la adolescente frente a ellos; gracias al largo tiempo trabajando juntos, no era necesario utilizar tantas palabras para poder comprender lo que se querían decir y sobre todo en momentos de tensión.

Dando espacio, salió de la habitación y dejó a una transformada Lyudmila frente a los ojos del adulto.

-Te ves... hermosa -los ojos de Bruce se iluminaron por unos escasos momentos- te pareces a Raisa.

Mila volteó a ver a otro lado y agachó su cabeza evitando el contacto visual, aún no quería hablar con su protector a causa del enojo con él, así que quería evitarlo a toda costa.

-Mila -habló nuevamente tomando una mano de la joven- escúchame. Si te pedí esto es para que fueras esta noche a la fiesta.

- ¿No dijiste que tenía prohibido salir?

-Ya pasaste mucho tiempo encerrada, podemos hacer una excepción hoy ¿no crees?

La joven lo miró fijamente e hizo una sonrisa a penas visible. Si algo le había enseñado su madre desde muy pequeña, era el tratar de perdonar y ser comprensiva con las personas, sin embargo, era un trabajo que aún le costaba hoy en día.

Bruce colocó sus manos en las mejillas de Lyudmila y la miró fijamente, -no hay duda alguna de que eres su hija.

En respuesta a lo que escuchó, agarró las manos del más alto y las apretó con suavidad intentando sentir esa compañía que le brindaba. Acercándose un poco más, lo abrazó para terminar de sentir ese calor corporal que desprendía su contrario.

Bruce la envolvió en su cuerpo por tan solo cinco segundos y la alejó de él. Apreciando una vez más la figura femenina delante de él, sacó una caja y se la entregó.

-Quiero que te pongas esto. Te veo abajo.

Mila vio como el corpulento hombre salía de su habitación dejándola a solas otra vez. Al abrirla encontró un collar de plata, pero a diferencia de muchos no llevaba algún colgante que lo distinguiera. Caminando hacia la mesita de noche, sacó un dije que hace unos cuantos años le había dado su papá y lo observó con atención.

Más que un dije, era una pequeña piedra ámbar, que si no fuera por su figura exótica en forma de ojo, sería más llamativa.

Con éxito, logró colocar la piedra en el collar y sin tiempo que perder lo colgó en su cuello dándose prisa a bajar con los demás miembros de la familia y Selina.

-Vamos Damian, déjame arreglarte la corbata, no está bien puesta.

-Ya te dije que no Selina, suéltame.

Al llegar a la limusina, la muchacha vio a Damian y la señorita Kyle discutiendo sin parar, pero todo cambió cuando hizo acto de presencia ante ellos.

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