CAPÍTULO 54

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Una semana desde lo ocurrido. Una semana desde que la mansión se había convertido en un caótico silencio. Una semana en los que todo era un mar de emociones.

Lyudmila había notado aquellos cambios. Nadie se acercaba a ella y mucho menos a hablar. Las ganas de salir corriendo de esa mansión se hacían presentes cuando veía a Bruce o Damian. Al principio había creído que habían discutido. Pero ante la ausencia de Tim y Jason, todas las esperanzas de que solo fuera un fugaz mal entendido, se habían esfumado.

<<Tuvo que salir un par de días>>, le había dicho Damian al ver que Jason llevaba días sin mostrar señales de vida.

<<Está en el hospital. Pero ya se está mejorando>>, habían sido las palabras de Dick sobre el estado de Tim.

Un día después de Halloween, Mila había recibido la noticia del aparatoso accidente de tránsito que Tim había tenido en la noche.

A diferencia de otras ocasiones, no tuvo a nadie en quien recurrir cuando el enfriamiento de su cuerpo le advirtió que estaba a punto de sufrir un ataque de pánico y la arrinconaba a tener que regresar a un inicio. Sufrir en silencio.

Tanta era su angustia que no solo se mantenía despierta por las noches. A duras penas tocaba su comida y se limitaba a salir de su recamara. Las fuerzas la abandonaban poco a poco.

Sin embargo, Lyudmila no era la única preocupada. Entre el estado de Tim y el paradero desconocido de Jason, Damian no había podido conciliar el sueño pasándola en vela; esperando escuchar la voz de sus dos hermanos diciéndole que todo estaba bien. Pero las cosas eran diferentes. Lo veía imposible desde lo sucedido.

Tenía que salir a buscar a Jason, pero no podía.

Era algo que Damian detestaba. Estar encerrado y sobre todo castigado.

—No te estas concentrando, —le hizo saber Bruce al menor al ver cómo era golpeado por Dick en el entrenamiento—, hay algo que te inquieta.

Damian no hablaba con su padre desde aquella noche. Su única interacción se limitaba a los entrenos porque se la pasaba encerrado en su habitación y solo salía a menos que fuera por la comida.

Jason se había ido y Tim estaba hospitalizado. No tenía las suficientes fuerzas para estar junto a Mila y tampoco quería ver a Dick, mucho menos convivir con su padre. O al menos en los escasos momentos que estaba presente.

—Si lo voy a buscar, ¿estarás más tranquilo?, —quiso animar Dick. Podía imaginarse lo que pasaba por la cabeza del menor. Quería de regreso a Jason y él también.

—No, —fue la única respuesta que obtuvo por parte de Damian.

—De acuerdo. Paremos, —fueron las palabras de Bruce.

Dick se restregó la cara con el antebrazo quitando todo rastro de sudor y soltó un sonoro bufido de cansancio. Caminó hasta el estante y tomó la botella de agua dejando a su cuerpo enfriarse poco a poco. Era evidente, no quería discutir, pero tampoco dejar todo como estaba y por las reacciones de su mentor y su hermano, ya sabía lo que se avecinaba.

— ¿Dime cuál es el problema Damian?, —la voz de Bruce había hecho eco en la baticueva.

Definitivamente tenía un problema. Uno muy grande. Eso se podía ver en los ojos del nombrado.

— ¿Mi problema? ¿¡MI MALDITO PROBLEMA!?

—Sí, —respondió Bruce alzando la voz—, dilo de una vez.

Damian soltó un abrumante y desesperador grito mientras se sujetaba el cabello con frustración.

— ¡Tim está en el hospital!, —el menor inició a enumerar con los dedos mientras agitaba sus manos para librarse de los rastros de cabello que se había arrancado—, ¡Jason desaparecido y estamos actuando como putos mentirosos con Lyudmila! ¡NO PARECEMOS FAMILIA, PARECEMOS EL ARKHAM 2.0! ¡HASTA LOS DE ESE MALDITO MANICOMIO PARECEN ESTAR MÁS CUERDOS QUE NOSOTROS!

SorrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora