Sorrow

CAPÍTULO 59 (parte 1)

Si algo le podía fascinar a Jason Todd, eran las fuertes ráfagas de viento que azotaban Ciudad Gótica junto a la tranquilidad que la cima de ese edificio transmitía.

Aunque había pasado una semana de acción de gracias; la relación entre Jason y Bruce continuaba más álgida que nunca. Ni siquiera se dirigían la mirada. Mucho menos se sentían preparados a dar el brazo a torcer y dialogar civilizadamente como las personas que eran.

Y, aunque los sucesos con su mentor no fueran por buen camino, le alegraba que al menos algo bueno hubiera salido de esa semana. Hacía tres días que Tim había regresado a patrullar como de costumbre. Se veía mejor a como la noche del incidente pero era evidente que aún mantenía secuelas ya que para nadie en la mansión había pasado desapercibido los gritos del joven cuando tenía pesadillas.

Jason caminó por toda la azotea del edificio mirando hacia abajo en busca de algún criminal, pero no había nada. Solo vapor que salía de las alcantarillas y la sombra de las ratas que husmeaban en las bolsas de basurero.

Suspiró aburrido. Aunque en el día pasaba en compañía de Damian o Mila y, por la noche salía a patrullar las zonas mucho más peligrosas de la ciudad; parecía que los criminales habían desaparecido desde hace un par de días. Suponía que debían estar ocultos ideando un robo o tal vez una explosión. Sin embargo, era algo muy extraño. Después de todo llevaban una semana extremadamente calmada. O eso creía hasta que recibió una llamada en el intercomunicador.

—El Espantapájaros escapó de prisión. Según el GPS está en el edificio abandonado de la zona noreste, —conocía esa voz, se trataba de Red Robin—. Iré a investigar.

—No, —intervino abruptamente Robin incorporándose al llamado. Asombrando a todos los que se encontraban en la transmisión—. Aún no te recuperas por completo.

—Tú no me das órdenes, —la voz de Tim se escuchaba irritada e incluso, todos se podían imaginar el semblante de molestia que mostraba siempre que estaba en desacuerdo con algo.

Nadie lo culpaba. Aún se estaba acostumbrando a patrullar nuevamente y aun así tenía prohibido pelear. Pero todo era por su bien.

— ¡No seas imbécil!, —soltó Robin, —tú no...

—Robin tiene razón, —esta vez fue Batman, quien se encontraba patrullando junto Nightwing hasta el otro lado de la ciudad—, no puedes forzarte aún.

Red Hood escuchó un bufido por parte de Tim. Comprendía lo desesperado que debía ser para su hermano. Tantas reglas que cumplir pero era por su bienestar.

Pero a diferencia de él, Red Hood no tenía nada en qué obedecer. Hacía y deshacía si así lo ameritaba la situación. Por lo que sin dudar ni un segundo más dijo:

—Me adelantaré. Me encuentro cerca.

El primero en romper aquel silencio tan abrumante fue Robin, quien se negó rotundamente por segunda ocasión.

—No seas idiota, —insistió el más joven de todos—, no estás bien... Ninguno de nosotros está bien para enfrentarlo por separado.

Pero Jason no creía lo mismo. Ahora estaba más que preparado. Llevaba sus armas y las municiones. Sin contar que iba protegido de pies a cabeza. A pesar de eso, no podía negar que las palabras de Damian habían removido algo muy en el fondo de su corazón.

—Iré, —reafirmó Red Hood sin esperar una aprobación a cambio.

— ¡Red Hood!, —insistió Robin por tercera vez—, al menos danos tiempo de llegar.

El nombrado bufó—, hay personas a los alrededores. Ellos son nuestra prioridad. No pueden esperar tanto.

—No los salvarás desde una tumba, —intervino Nightwing.