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Clavel amarillo: desdén.

Había muchas cosas que la hacían enfadar, no era precisamente la persona más paciente, eso se lo dejaba a otras personas, de hecho uno de sus principales defectos (dependía mucho de la opinión de cada quien) era su mal temperamento. En su defensa así había sido toda su vida, hasta en la pasada, así que nadie podía quejarse porque bien que todos los que la criticaban tenían sus propios defectos.

En la larga lista de las muchas cosas que la sacaban de sus casillas Geten se había ganado  un lugar honorífico. Primero por ser un maldito grosero amargado y segundo por azotarla contra la pared, ese truco era tan barato y cursi...

-¿qué te hace tan especial? Incluso te atreves a mirar al gran Re destro de una forma tan maleducada... si yo fuera el líder ya estarías encerrada en algún lugar para que aprendas a respetar a tus mayores.

Bueno, todos tenemos un límite y el suyo se sabía que era muy corto.

Sonrió al ver la expresión de sorpresa plasmada en el rostro masculino al ser azotado contra la pared de una forma aún más ruda.

El usuario de hielo observó los ojos verdes de la muchacha, a lo largo de su vida en el ejército de liberación había enfrentado a muchos enemigos peligrosos, el fragor de la batalla provocaba expresiones muy diversas, temor, ira, y determinación, vio de todo cómo el buen guerrero que era.

Pero esa chica les ganaba a todos con creces, los ojos verdes estaban llenos de amenaza y determinación, era igual que una bestia lista para el ataque.

Una que estaba dispuesta a acabar con el de un solo golpe.

-¿qué se siente ser acorralado?- pregunto la pelirrosa audazmente con la sonrisa más socarrona que fue capaz de poner- escúchame con atención, puede parecer que sea alguien dócil y frágil pero si me haces enojar vas a desear no haber nacido.

Su enojo era tanto que la pared en la que estaban apoyados empezó a resquebrajarse debido a la fuerza que se le estaba aplicando.

-maldita...

La temperatura empezó a bajar debido a que el muy idiota estaba haciendo uso de su don sobre ella. Ahora era una batalla de resistencia ¿quien ganaría? ¿Ella con su fuerza descomunal o él con su hielo?

Era algo que nunca se sabría porque la pelirrosa fue jalada de repente por un espectador externo, alguien que había estado observando atentamente la interacción de esos dos desde que Geten detuvo a la pelirrosa en su camino.

-¿al fin se te congeló el cerebro?- a pesar de que parecía muy relajado en el exterior, si veías con atención a los ojos turquesa de Dabi podías ver la furia que estos desprendían. Con su cuerpo tapó la figura de la pelirrosa buscando alejarla de aquel bastardo que se había atrevido a tocarla- vámonos de aquí- jalo a la muchacha buscando alejarla del idiota de hielo.

-así que tú eres su nuevo guardia ¿eh? ¿Shigaraki sabe que ansias lo que le pertenece?.

Sakura miró confundida al chico repleto de cicatrices, quien se detuvo en su andar y volteó a ver a Geten como advirtiéndole que estaba pasándose de la raya con sus comentarios.

-deberías de cuidar que tu mascota no ataque a los que le tienden la mano- comentó cruelmente señalando a la pelirrosa, y aunque a ella misma le hubiera gustado incrustar ese bonito rostro en la pared detuvo a Dabi, quien ya se disponía a atacar al albino.

El mencionado volteó a ver a la muchacha, no hicieron falta palabras para comprender que no quería que se metiese en problemas.

Con una última mirada de advertencia se fue de ahí junto a Sakura llevándola aún de la mano. Se sentía agradable el tacto de la pequeña y blanquecina mano entre la suya, rasposa y llena de cicatrices.

KunoichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora