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Gloria de la mañana: seductora.

Los últimos días habían sido realmente agotadores para Sakura; tuvo que ver la pena y el dolor de las personas que la rodeaban, como buena doctora sólo pudo asegurar a cada uno que iba a hacer todo lo que estuviera entre sus manos para salvar a los seres queridos de aquellas personas.

Cumplió su promesa e hizo todo lo que estuvo entre sus manos, y sobre todo no se detuvo hasta que cada paciente se encontró estabilizado.

Aunque eso acabó dejándola medio muerta en la sala de descanso que estaba destinada para los médicos, no le sorprendió que fuera la única ahí, la mayoría se encontraban demasiado ocupados, ella misma estaba ahí después de que Recovery Girl la hubiera arrastrado hasta ahí después de pasársela días enteros atendiendo pacientes.

-eres difícil de encontrar niña.

Alzo la mirada desde el sofá de la sala de descanso encontrándose con un par de ojos carmesí que la observaban con diversión.

Mirko, la heroína conejo, a quien había curado hace poco en una cirugía por demás exhaustiva, la mujer había perdido un brazo y una de sus piernas fue prácticamente atravesada por uno de los nomus de alta gama a los que se enfrentó.

La heroína insistió mucho en que no necesitaba ninguna rehabilitación en su brazo mientras que pudiera curar sus dos piernas, que al parecer eran sus mejores armas, o eso es lo que le había estado gritando todo el tiempo.

Sabía cómo lidiar con pacientes problemáticos, había sido una de las primeras lecciones de Tsunade y su antiguo maestro cuando la entrenaban para que fuera una buena médico, y una buena médico tenía mucha paciencia aunque a veces los pacientes se merecieran un buen golpe por intransigentes.
Tuvo que hacer acopio de todo su entrenamiento para entender que sólo podía hacer lo que el paciente le pidiera o si no se metería en problemas.

-haré pagar a ese maldito doctor por hacerme esto, le voy a demostrar que sus bestias no se comparan conmigo, voy a destruirlos a todos aún sin un brazo- musitaba la heroína masticando las zanahorias que le había traído la pelirrosa, quien sonrió ante la ironía de tal escena.

-si eso es lo que quieres entonces está bien- dictaminó la joven doctora escribiendo en el archivo que dejaran de molestar a la mujer con el tema de su brazo- ya que tus técnicas son principalmente en base a tus piernas me concentraré en darte una rehabilitación adecuada para que no pierdas la motricidad y velocidad que solías ostentar, tal vez incluso podamos trabajar en incrementarlos ¿que le parece Mirko-san?

La heroína bufo aún sin poder creer lo que le estaba diciendo la chica, había pasado días escuchando los alegatos de los médicos sobre prótesis y esas tonterías para su brazo. Ninguno le daba la importancia que se debía a su pierna herida.

Aún cuando no lo demostraba era lo que más le preocupaba, como la chica frente a ella había señalad, su fuerza se basaba principalmente en sus piernas y su capacidad de salto.

Había escuchado historias sobre la intrépida Sakura Haruno y su fuerza, aunque no se desempeñaba en el campo de la heroicidad era bien conocida por sus extraordinarias habilidades.

-dime Rumi, más te vale hacer que mis piernas sean las de antes.

-eso depende de que tanto soportes mi entrenamiento y terapias Rumi-san.

Ambas mujeres se miraron retadoras, era el comienzo de una linda amistad.

Y tal y como le dijo ese día se la paso curando a la heroína hasta que estuvo completamente saludable, Rumi fue dada de alta mientras que Sakura se quedó en el hospital a seguir con su trabajo.

KunoichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora