20

5.5K 729 254
                                    


                       Margaritas: amor/fidelidad

Su maestro solía contarle sobre sus días en la universidad, siempre con una sonrisa plasmada en su rostro que la hacía pensar en su infantil mente sobre lo felices que han de haber sido esos momentos. Siempre le contaba sobre la basta biblioteca en la que solía quedarse hasta tarde leyendo las más aclamadas obras de la literatura, ya fuera Shakespeare hasta Cervantes, desde antiguos tomos sobre medicina hasta los más complejos ejemplares de física y matemática.

Incluso le había dejado muchas de sus colecciones de libros, colecciones que claro atesoraba en su departamento.

Nunca imagino que algún día estuviera frente a la casa del saber que su maestro tanto amo y aprecio en sus recuerdos. Estaba segura que se veía como una tonta.

-¿así que tú eres la chica de la que tanto he escuchado hablar a Recovery Girl?- le preguntó el rector de la facultad de medicina, un hombre de rostro serio y cansado, que al parecer tenía el don de relajar a las personas con solo tocarlas.

Se sonrojó un poco al pensar que la increíble médico que era Chiyo-sensei hablara sobre sus habilidades.

-tienes un don interesante, pero debes saber que no solo basta con tener una habilidad sorprendente, un médico no es un héroe ni mucho menos, salvamos vidas, pero también las perdemos. Lidiamos con cosas difíciles y el conocimiento es algo vital en nuestra rama, una simple lección pude ser la diferencia entre la vida y la muerte- sus palabras eran duras, pero Sakura veía la lógica en ella, no bastaba con el talento, debía tener técnica y conocimiento.

Afortunadamente tenia todas esas cosas.

-te pondré una prueba básica para los aspirantes a la carrera de medicina, con base a tus resultados podremos partir- el hombre miro a Recovery Girl, quien asintió, dejando que su nueva aprendiz siguiera el hombre hacia la sala de pruebas.

El examen fue en pocas palabras un chiste para ella, su maestro le había puesto exámenes más largos y difíciles cuando era una niña, pero su lado travieso salió a flote e hizo creer al rector que estaba muy nerviosa e indecisa, lo que sacó una sonrisa sabionda al hombre, las personas pueden ser muy crédulas a veces.

Eso la hizo sonreír con satisfacción.

Luego de un tiempo que considero razonable le entrego el examen al rector, que la miro con cierta duda reflejada en su rostro, había superado con creces el último récord en acabar el examen, que eran tres horas y media. El hombre observó las respuestas de la chica, todas estaban respondidas con el detalle de un médico con años de experiencia, no había ni un error. Miró con sorpresa a la muchacha, esto era inaudito.

Tal vez pronto tendrían otra genio en el campo médico, el rostro de su antiguo compañero de facultad vino a su cabeza...

-00-

¿Cómo hacías que alguien aprendiera a sonreír?

¿Cómo sacabas a alguien de la oscuridad?

Esas eran las preguntas que rondaban por la mente de Sakura mientras pensaba en los vanos intentos de Eri en sonreír, cada vez que atrapaba a la niña intentándolo sus ganas asesinas hacia Chisaki regresaban y hasta pensaba que ir a darle una visita a la prisión de máxima seguridad en la que estaba no sonaba tan descabellado.

Sabía que Eri quería volver a sonreír, pero la pequeña ni siquiera sabía cómo hacerlo y francamente Sakura tampoco tenía ni la menor idea. En su propia infancia fue una niña bastante tímida y retraída que era intimidada y abusada por sus compañeros y cuidadoras, los únicos momentos felices eran cuando estaba fuera del orfanato o con su maestro.

KunoichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora