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Rosa amarilla: nuevos comienzos.

Nunca se llevo bien con la mafia, especialmente porque ella misma era una soplona, por eso mismo no podía poner un pie en Italia, la aprensión de Alessandro le había puesto un precio a su cabeza, tenía muchos enemigos. Pero tenía aún más aliados.

Perdió la cuenta de las veces en las que había sido atacada o amenazada.

Lo que esos idiotas no sabían era que por cada ataque ella se hacía más fuerte.

Ahora había adquirido un nuevo rencor hacia ese tipo de organizaciones.

La yakuza siempre fue algo mediocre desde que aparecieron las singularidades, su valores estaban demasiado arraigados que pronto terminarían en la extinción.

Pero Chisaki Kai fue a ella, supo por la mirada de ese mocoso que tenía las mismas intenciones que alguna vez tuvo su maldito esposo, le pidió que invirtiera en algún experimento perverso, por supuesto lo rechazó de manera inminente.

Las personas que ella apreciaba se podían contar con los dedos de su mano.

Sakura Haruno era una de ellas. No imagino que ese mocoso desgraciado fuera a tomarla y aprovecharse de su don.

Hakamada le había informado de los sucesos con detalle, la UA había acogido a Sakura, cosa que le alegró, la muchacha al fin estaría segura y tendría un futuro prominente.

Sin embargo, tenía que asegurarse que Sakura estuviera bien.

-Mi señora, estamos a punto de aterrizar.

-eso fue algo exagerado ¿no cree Satori-san?- Sakura se acercó a Satori en cuanto vio el helicóptero aterrizar en la pista especial de la azotea del hospital, la mujer podía ser un poco presuntuosa y extravagante cuando se le daba la oportunidad.

-ya sabes lo que digo, si lo tienes presúmelo- Satori le guiño un ojo a la chica- me alegra mucho verte, estaba tan preocupada por ti...

-Satori-san...- dijo Sakura mientras era aprisionada por el abrazo de la mujer.

Sakura se sentía como una malagradecida, se había olvidado por completo de Satori-san y de lo preocupada que pudiera estar la pobre mujer, ella sabía lo mucho que la quería y apreciaba. En ese momento recordó a sus amigos, las personas que la habían apoyado cuando era una callejera, necesitaba ver cómo estaban.

-no te atrevas ni a pensar en eso- susurró Satori, tomando a Sakura por los hombros y viendo a la chica directamente a los ojos, vio todo el horror, miedo y maltrato que sufrió- ¿porque siempre tienes que meterte en problemas?

La peli rosa se sorprendió al ver a Satori llorando, en todo el tiempo que la había conocido ella jamás, JAMÁS, había llorado o mostrado algún signo de "debilidad".

Satori era la mujer más fuerte.

Y Sakura no pudo evitar soltar lágrimas ella también. Se quedaron abrazadas un buen rato, no hacían falta explicaciones o palabras, ellas se entendían de una maneras diferente a la de los demás y eso hacía su lazo aún más fuerte de lo que ya era.

-Lo siento... Satori-san.

La nombrada rompió el abrazo y seco las lágrimas que recorrían el rostro de la muchacha con los pulgares, una sonrisa maternal se instaló en su rostro.

-eres una chica muy especial Sakura, lo supe en cuanto te vi pelear. Incluso ahora sigo viendo a la flacucha niña que luchaba por sobreponerse, sólo que ya no estás sola, tienes a muchas personas a tu alrededor. Lucha Sakura, porque eso es lo que siempre has hecho. Naciste para ser una guerrera.

KunoichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora