Kunoichi

59

Siempreviva: declaración de guerra.

Esquivo de de nuevo otro ataque, sin duda ese doctor había hecho un buen trabajo potenciando el don de Saya, era más ágil de lo que recordaba.

Por un instante recordó cuando entrenaban en el patio del orfanato; solían ser juegos de pelea en los que Saya era la heroína y ella era su fiel compañera, ambas combatían el crimen y traían justicia a su mundo imaginario.

Como extrañaba esas épocas ahora porque esto  estaba yendo a otro nivel completamente.

Esquivaba golpes y ataques a diestra y siniestra, intentando encontrar una apertura en la posición del nomu.

Dio un salto hacia atrás buscando alejarse de la criatura, hizo una serie de sellos con las manos y creó varios clones que iban a distraer al nomu mientras ella se escabullía de ahí.

Saya destruyó a todos los clones con relativa facilidad, soltó un agudo rugido una vez que su limitada mente se dio cuenta de que la original había desaparecido repentinamente.

Con sus instintos básicos dominando empezó a olfatear el ambiente a su alrededor, sin embargo, fue tomada por sorpresa cuando una mano salió desde la tierra jalándola. Logró zafarse del fuerte agarre hasta que, de repente la pelirrosa original volvió a aparecer detrás y le propinó un fuerte golpe que la mando al suelo resquebrajando el mismo y creando un gigantesco cráter.

Sakura, haciendo uso de toda su fuerza se encargó de mantener a Saya pegada en el suelo aunque esta estuviera resistiéndose con todo lo que tenía.

-¿así es como tratas a una vieja amiga? Eso es decepcionante hija mía.

Al oír aquello en su mente se distrajo por un momento, lo que provocó que Saya la apresara contra el suelo.

-usa mi poder hija mía, deja que la fuerza te embargue por completo.

-¿qué tal si mejor te vas a la mierda? Maldito viejo manipulador.

Por suerte tenía una mente demasiado fuerte (todas esas veces en las que Ino trató de usar su jutsu familiar en ella lo validaban) si la rubia Yamanaka no pudo hacerlo entonces su viejo progenitor con complejo de psicópata menos iba a poder hacerlo.

Lanzó a Saya lejos con una patada, la diferencia esta vez fue que el nomu no se levantó y le dirigió una extraña mirada.
Una que pudo reconocer al instante, Saya estaba ahí, ella seguía ahí. Rápidamente se acercó a ella sólo que con la intención de ver más de cerca a la criatura que se suponía era su amiga de la infancia.

-¿estas ahí cierto?- pregunto con desesperación.

-s-Sakura-chan...

Otra vez la habían castigado por haberse metido en problemas en la escuela, no era su culpa que los niños estuvieran molestándola, ella sólo se defendió... pero eso no pareció gustarle mucho a los padres de los niños, y ella como huérfana resultó ser la que llevaba las de perder.

-¿día difícil?

La pequeña niña de cinco años levantó la cabeza para ver a su mayor, Saya era una chica de instituto que pronto se graduaría como heroína profesional, no tendría que soportar a las amargadas encargadas del orfanato ni las constantes peleas de los demás niños.

En ese sentido le tenía mucha envidia a Saya, ella si podría ser libre sin tener que deberle nada a nadie.

No como ella que todavía tendría que aguantar todo eso por algunos años más.

-llévame contigo- exclamo con voz fuerte- no ocupo mucho espacio y tampoco como mucho, ni siquiera vas a notar que estoy ahí.

Saya sonrió entendiendo las palabras de la pequeña, ella tampoco podía esperar para salir de ese lugar, pero por más que quisiera no podía arrastrar a Sakura con ella.