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Brezo blanco: protección.

-¿qué está pasando aquí?

Habían pasado unos días desde que su amigo volvió a irse, estaba muy preocupada, no quería dejar las cosas así, pero por más que intento buscarlo nunca lo encontró.

Se la había pasado trabajando o deprimiéndose en su departamento y después recordó que tenía que ayudar al viejo Sorahiko-san y su niño rompe huesos.

Grande fue su sorpresa al encontrarse el edificio hecho todo un desastre y al niño todo cansado y lleno de golpes.

-te estabas tardando niña.

-yo dije que vendría en unos días y aquí me tienes, agradece que estoy aquí-volteó a ver al pequeño estudiante-mucho gusto, mi nombre es Sakura Haruno.

-¡Mi- Midoriya Izu-Izuku! ¡Es un placer!-dijo muy nervioso.

Sakura se acercó a revisarlo, estaba todo lleno de cicatrices y golpes.
Si el pobre Izuku ya estaba nervioso ahora estaba a punto del colapso con la cercanía de la chica.

-¿que le ha estado haciendo Sorahiko-san?

-el niño ya venía con eso, además unos cuantos golpes a causa del entrenamiento no le hacen daño a nadie, créeme mi método es infalible-dijo el viejo héroe mientras recogía los taiyakis que se habían caído al suelo-me debes una caja de taiyakis congelados niño.

El niño soltó un sonoro asentimiento y ella bufó mientras examinaba las heridas del chico en el brazo.

-si como diga... estás parecen viejas...-susurró, vio a los ojos al niño-ese don tuyo es muy problemático eh, si sigues así tu brazo acabará deshecho mucho antes de que acabes tu primer año en la UA.

Izuku trago saliva y bajo la mirada decepcionado.

-pero... para eso me tienes a mi-puso una mano en una de las cicatrices y activo su don-me ocupare del desgaste en tus brazos, manos y dedos, tanto articulaciones, huesos como músculos y tendones...

-deja de preocuparte tanto niña-sonrió burlón ante la enojada expresión de la chica-ademas, el chico ya está avanzando, al menos ya no se rompe lo huesos.

-¿de verdad?-Izuku infló el pecho orgulloso-eso si que fue rápido.

-¿desconfiabas de mis habilidades como maestro niña?

Sakura lo ignoro y siguió con su trabajo, su paciente sólo se le quedaba viendo con una mezcla de curiosidad y admiración, siempre era algo extraño convivir con nuevas personas, de donde ella venía la desconfianza era la mejor arma para sobrevivir pero este niño ya parecía confiar en ella con toda su alma, en sus ojos se veía la inocencia, ese brillo que caracterizaba a alguien con sueños y esperanzas.

-curó mis cicatrices... ¡su don es genial! ¡Tengo muchas preguntas que hacerle! ¡Voy por mi cuaderno!-los ojos de Izuku sacaban chispas mientras corría hacia su mochila por su preciado cuaderno-¿usted es una heroina? No había oído de alguna con poderes curativos además de Recovery Girl ¿trabaja con Gran Torino-san? ¿Que más puede hacer su don? -el chico hablaba tan rápido que casi no se le entendió la otra mitad de lo que dijo.

-alto ahí niño, despacio, está niña no es una heroina y tampoco trabaja para mi-hizo una pausa-es una vieja conocida mía, le pedí que viniera para que revisara tus heridas.

-oh... ¿entonces no es una heroina?

-créeme no hay nada heroico en mi, eso de andar por ahí con un traje brillante y una gran sonrisa déjaselo a All Might o en todo caso al que le debes una caja de taiyakis congelados-ante la mención del héroe número uno ambos varones se enderezaron-¿dije algo malo?

KunoichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora