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Jacinto púrpura: perdón.

Se sentía como una niña pequeña siendo regañada por haber sido atrapada tratando de tomar galletas de la alacena. Estar bajo la mirada acusadora de Satori-san tampoco ayudaba mucho, por todos los dioses, ya era una mujer casada y esperaba un bebé de cierto hombre que esperaba ir a salvar.

No podía perder el tiempo en estas cosas.

-pensé que habías prometido no entrometerte en esta batalla, niña- comentó Satori en frente de su auto.

-no puedo quedarme aquí mientras que los demás arriesgan sus vidas, tengo que ayudarlos Satori-san, si ese hombre se sale con la suya...- no pudo acabar pues las imágenes de su progenitor alejando a su bebé de ella aún seguía atormentándola.

La mujer observó como la próxima madre posaba su mano en el vientre.

Soltó un suspiro resignada- sabia que harías esto, por eso vine a proporcionarte lo necesario.

-¿enserio me dejara ir?

-te conozco desde hace mucho como para saber que vas a hacer todo para vencer a ese lunático y de paso proteger al bebé con el que cargas. Por eso traje esto.

Los ojos de Sakura se iluminaron al ver lo que la mujer le ofrecía, un conjunto y una máscara que recordaba muy bien.

-dejemos que Kunoichi regrese- exclamo Satori con una sonrisa arrogante.

-¿Sakura-san?

Volteó hacia la entrada de la acogedora cabaña en la que había estado esos días, Rei la miró con una sonrisa resignada, sabiendo que lo que la chica estaba a punto de hacer.

Se acercó hasta la pelirrosa- tráelo de vuelta- pidió con lágrimas en sus ojos grises.

-no se preocupe Rei-san, en cuanto menos lo espere Touya estará con nosotras- prometio como una sonrisa que de seguro el mismo Naruto envidiaría- ¿puedo pedirle que cuide a Eri?

-no tienes de que preocuparte querida, la pequeña Eri estará a salvo conmigo.

La pelirrosa asintió muy agradecida con la mujer para luego voltear hacia dónde estaba Satori.

-vamos, Satori-san.

-¿Quién dijo que iba a ir contigo?- cuestionó la mujer con una de sus refinadas cejas enarcadas- te dije que iba a proporcionarte lo necesario- señaló su automóvil con una mirada indiferente.

En ese momento, haciendo una gran entrada, Iida Tensei salió del elegante auto en toda su gloria de héroe profesional.

Genial, de seguro que Satori-san se estaba vengando de ella por todos los problemas que le había dado poniéndola en esas situaciones tan incomodas.

-Sakura, que bueno verte.

-Tensei-san... que gusto...- dijo, obviamente muy nerviosa por estar frente a uno de sus antiguos pretendientes, que le habían confesado sus sentimientos y probablemente con el que más historia tenía a parte de Touya.

Rei observó como la chica intentaba esconderse discretamente detrás de ella.

-Ingenium te llevará hasta ahí y te protegerá- explico Satori.

Como si eso no pudiera ponerse peor Satori demostró lo contrario poniendo al pobre hombre como su guardaespaldas, en serio que esa mujer había perdido todo sentido común.

Ni siquiera pudo decir nada porque al poco tiempo ya estaba siendo empujada al auto por Satori. Y cuando menos se lo espero ya estaba en el asiento del conductor con el auto en marcha, mientras que veía como Satori y Rei se despedían de ella por el espejo retrovisor.

KunoichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora