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Con el labio inferior temblando y el pánico recorriendo sus venas HeeSeung ingreso a su apartamento, sus piernas flaquearon y cayó al suelo, las lágrimas no paraban de caer de sus ojos y simplemente se pudo hacer bolita en su lugar, abrazando sus piernas que eran el único lugar seguro para el.

Sunghoon había sido arrestado y no quería ni imaginar que le haría cuando saliera, tal vez, solo tal vez, si le decía que le daría un cachorro el Alfa sería mejor con el y abría una oportunidad de hablar y ser reflexibos mutuamente.

Pero si no... entonces debería abortar para ocultar eso de los demás...

Aunque eso se desvaneceria en un instante, sus planes estaban en la basura sin siquiera empezarlos por qué Jungwon lo sabía, su embarazo no sería ningún secreto en la boca de Yang y estaba seguro que correría a decircelo a Sunghoon a la par de segundos. Debía ocultarse de los demás, alejarse, e incluso olvidarlos, solo por respetar su relación con Park y la familia que le daría al menor.

Aveces creía que era estupido que el, siendo mayor que Sunghoon por cinco años, fuera tan inmune y pasivo ante el Alfa que lo había hecho como y de su pertenencia mucho antes de marcarlo. Extraba aveces a los de antes, los días en los que el rubio era un chico que le coqueteaba y consentía con postres, cortejandolo a todas horas y el, apesar de parecer algunas veces cortante o como colegiala enamorada, en realidad su corazón latía con una fuerza inmensa y el sentimiento iba más allá de la palabra amor.

Pero ahora, pareciera que estaba encerrado en un infierno que el mismo creo, Sunghoon no era el mismo y cada vez le aterraba más el verdadero ser de su pareja, estaba aterrado y cada golpe para el era una acción más para su condena que estaba pagando por confiar en alguien que simplemente lo veía como un pedazo de carne más.

-Prometiste no hacerlo... Sunghoon...-murmuro, acariciando su vientre, aterrado y un tanto molesto por tener a ese cachorro en su interior- que más puedo esperar de alguien?...todos siempre tendrán un corazón tan corrupto, incluso yo...

De pronto la puerta fue abierta, HeeSeung se sobresalto y pego un pequeño grito, alejandose un poco de la puerta. La figura alta y delgada de Soobin se Divisó entrar, el rostro esquelético del pelirrojo reflejaba cansancio y débilidad, cerrando la puerta detrás de él y sorbiendo su nariz mientras se tallaba los ojos rojos de las lágrimas.

Conectaron miradas unos segundos, ambos se mantenían llorando en silencio y temblaban, hasta que el mayor tomo la iniciativa, agachándose para abrazar al menor con fuerza y mojar su hombro. El sentimiento de vacío era mutuo, las feromas a pena se mantenían y hasta en algunas, se podía percibir la lástima que ninguno deseaba.

-Bajaste mucho de peso... ¿por qué no salimos a comer?-el pelirosa trato de animar, parándose y ocultando su aroma, debía verse fuerte ante Soobin, era su mejor amigo y no quería que este le tuviera pena, mucho menos quería ser una preocupación más- vayamos a comer algo...yo invito.

-Debo ir a trabajar en media hora...-

Soobin también se levantó, desapareciendo en la cocina y tomando un vaso de agua, no tenía hambre.

HeeSeung se hacerco, notando cómo el brazo de Soobin tenía pequeñas manchas rojas y un pequeño papel estaba en su nariz, impidiendo la hemorragia, con delicadeza sujeto su brazo, sintiendo instantáneamente los huesos de su amigo y notar que también tenía un poco de fiebre.

-Tienes fiebre, y se te nota la fatiga, quédate a dormir un rato en tu cuarto, ya después puedes ir a trabajar-subgirio, acariciando los huesos de la larga mano de su amigo- anda...ve a dormir...

El mayor nego, sentandose con un gran esfuerzo que iso a HeeSeung dudar de su salud, se notaba tan cansado, una leve capa de sudor adornaba su rostro, su piel tan pálida que el Omega juraba que daba miedo el solo verlo.

Mi Atractivo y Pasivo Profesor (SungHee)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora