Sunghoon es un Alfa normal que estudia la preparatoria, y como cualquier otro chico estába apunto de reprobar una materia, pero ojo, estaba, hasta que llegó su Nuevo profesor, el cual era un Omega...
Heeseung solo tenía que tomar el ex trabajo de su...
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Daniel llegó a aquella casa a los minutos, estacionando el auto con una velocidad que sorprendió a los de seguridad y saliendo con una sonrisa tranquila, como si todo estuviera bien, tratando de verse normal, debía hacerlo para no despertar sospechas, sabía que HooYeon era inteligente, sería muy peligroso jugar al vivo con ella por qué estaba seguro, lo aplastarla tal cual mosca molestando en su alrededor.
Sujeto sus llave con fuerza dentro de su abrigo, sonríendo hacia los de seguridad que le pusieron la mano enfrente, impidiendo que se hacercara más de un metro a la puerta.
-Nombre-pidio el que pudo suponer era mayor por la ronca voz, con el ceño fruncido y sacando un tipo walkie talkie- señora, hay un señor en la puerta-hablo, hubo un gran silencio después de eso, lo que iso que la sonrisa de Daniel temblará un poco- nombre señor.
Tomo un suspiro, aclarandose la garganta y poniendo una postura más recta, pero con una sonrisa.
-Kang Daniel, fundador de la marca de celulares Hoonie-
Los de seguridad soltaron un jadeo asombrados, mirandole con sorpresa ante esas palabras, ¡¡¿Como iba ser el el fundador de la marca Hoonie?!!.. El mayor iso una reverencia, abriendo la puerta y disculpándose repetidamente, dejándole pasar sin problemas.
Sonrió complacido, siguiendo a la Omega que le indicaba el camino hacia la oficina de HooYeon, con la vista recorrió toda la casa, era grande, amplia y con un gran toque de elegancia, un gran cuadro de Niki y su madre en la pared del pasillo principal, el pequeño sentado en una costosa silla, con una hermosa sonrisa de labios cerrados, mientras HooYeon de pie apenas sonreía, tocando el hombro de Niki, sin ningún sentimiento en su mirada y juraba ver qué nisiquiera quería rosar la llema de sus dedos con el hombro del pequeño Omega. Después estaban algunos cuadros más pequeños, mucho a comparación al de la corta familia. Al ver todas las fotos pudo suponer que Riki era la joya de esa grande casa, donde, lamentablemente, sabía que era infeliz.
Se detuvo un poco cuando miro en una litera unas fotos, casi amontonadas pero logrando divisar cada una, hasta que su mirada choco contra una que tenía algo peculiar, lo que la hacía más extravagante. Se hacerco a ella, hacercando su rostro para divisar que no fuera su imaginación. Era Niki, de bebé, en la cama de frasadas color melón, pero, a su costado, casi a la orilla de la foto se veía una pequeña mano, como si hubiera otro bebé a su lado.
-Señor, disculpe, es la puerta de allá-
Pestañeo perplejo, sacudiendo su cabeza y mirando a la Omega que le iso una pequeña reverencia para después irse a quien sabe dónde. Con pasos rápidos se dirigió a la puerta café, abriéndola después de un pase que le iso dudar si esa señora tenía cámaras de seguridad en su casa o tal vez su sentido del olfato era demasiado bueno como para sentir su aroma una vez estuvo frente a la puerta.
