Capítulo 55 - Que sea como las estrellas y la luna (5)

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Los dos guardias secretos de Li Mo, Anxi y Anbei, estaban esperando a su maestro en el tejado.

Hoy, Ying Si y Ying Wu estaban de guardia, sentados en la cornisa con frialdad y quietud. Cuando Anxi le hizo un guiño a Anbei, éste se inclinó de repente y dijo con cara de dolor que le dolía el estómago y que tenía que ir al baño.

Ying Si miró a Anbei con frialdad: —Deja que Ying Wu te lleve allí.

Anxi corrió y bloqueó el camino de Ying Si, aferrándose a su brazo y sonriendo: —No es necesario molestar al comandante, hemos estado aquí antes y conocemos el camino.

Ying Wu chasqueó los dedos, sus nudillos chasquearon. —Chico, suelta su mano ahora.

Anbei gritó que le dolía el estómago, y rápidamente saltó del tejado y desapareció, Ying Wu fue tras él y le dio un puñetazo en la cabeza a Anxi: —No molestes a mi hermano, ¿me oyes?, de lo contrario volveré y te daré una paliza.

Anxi hizo una mueca y continuó asechando a Ying Si.

—Regresa y límpiate. — Ying Wu estaba tan enfadado que apretó los dientes y gruñó, pero corrió tras Anbei.

Anxi se aferró a Ying Si, sonriendo con los dientes al descubierto: —Comandante, usted ha estado de guardia aquí todo este tiempo, ha sido muy difícil, no hay nada que hacer con los maestros cenando aquí, ¿por qué no vamos a tomar algo?

Ying Si no apartó la mirada, levantando la mano para sacudir a Anxi.

Anxi se acercó para seguir con su tarea sin terminar, sentándose frente a Ying Si, inclinando su rostro para preguntarle: —Comandante, por favor, diga algo... Escuche que su Shizi Dianxia fue castigo a ir al salón ancestral a arrodillarse ¿es verdad? Me gustaría ir a ver a Dianxia, no es bueno que este tanto tiempo arrodillado, dañará su cuerpo.

Ying Si apartó fríamente la mano de Anxi, y dijo con impaciencia: —Mi Dianxia no es tan delicado.

—Hmph. — Cuando Ying Si no le prestó atención, se acercó sigilosamente al borde de la cornisa y trató de saltar, pero Ying Si le dio un latigazo en el muslo y le hizo regresar, cayendo al suelo bajo sus pies.

Ying Si le recordó con indiferencia: —Los guardias de las sombras están de guardia, no te muevas a voluntad.

Anxi apretó los dientes sin poder hacer nada.

Ying Wu persiguió a Anbei hasta su conveniencia, lo persiguió hasta el baño y lo esperó.

Anbei tenía una mirada amarga y dijo con el ceño funcido: —¿Vas a comparar pájaros* conmigo?

Ying Wu se colocó a su lado con los brazos entrelazados, el gancho hong feng en su dedo golpeando ligeramente su protector de mano: —Déjate de tonterías, tanta mierda para hacer pis.

Anbei dijo agraviado: —Nuestra Dianxia es un invitado ¿Cómo puedes tratarnos así?

Ying Wu: —Así es como recibimos a los invitados en el Palacio Real de Qi de todos modos, cuando entres a un pueblo debes seguir las costumbres locales.

Anbei resopló con agresividad y salió corriendo de repente cuando Ying Wu no estaba mirando.

—¡Oye! ¡Anbei! ¿Por qué estas corriendo? —Ying Wu se apresuró a alcanzarlo.

Anbei corrió a través del Palacio Real de Qi, deteniéndose lentamente al pasar por delante de la residencia de Ying Yan, olfateando suavemente el olor a pólvora.

Ying Wu alcanzó a Anbei, lo sujeto y aprovechó la oportunidad de darle un puñetazo en la cabeza: —¿¡Qué haces corriendo mocoso!?

Anbei gimió de dolor: —Wu Ge, ¿¡Quién vive en este patio!?

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