Capítulo 50 - El viento y el roció de la media noche (10)

5 1 0
                                    

Ying Qi yacía acurrucado de lado en un charco de sangre, vomitando un charco de coágulos de sangre roja oscura frente a él, sangre y saliva aun colgando de las comisuras de su boca, su cuerpo encorvado como un camarón, acurrucado de dolor.

Li Yuan se quedó aturdido, como si le hubieran dado un golpe en la cabeza, y su mente se quedó en blanco. Rápidamente se acercó y levantó a Ying Qi, sosteniendo su cuerpo tembloroso y con espasmos con fuerza entre sus brazos, sujetando su espalda, con la cara pálida y ansiosa, como si cuestionara a Ying Chu y a sí mismo: —¿Por qué ha vomitado sangre de repente cuando estaba bien?

Ying Chu observó en silencio el aspecto nervioso y confuso de Li Yuan.

Shizi Dianxia había pasado su anterior edad inestable [1], y la situación de hoy era sorprendente para Ying Chu.

—¡Ve a buscar al médico del Salón del Albaricoque y pídele a Wei Cheng que venga aquí! ¡Ve! — Tan pronto como Li Yuan abrazó las piernas y las rodillas, levantó al moribundo Ying Qi, se precipitó a la elegante habitación y pateó la puerta, puso al hombre en sus brazos sobre el diván y lo abrazó con fuerza.

—Xiao Qi despierta. — Li Yuan rodeó con sus brazos al inconsciente Ying Qi, sujetándolo por los hombros con una mano, limpiando la sangre de su boca con la otra, y presionando su mejilla contra la frente de Ying Qi, que estaba caliente y febril.

Li Yuan busco a tientas y sirvió un vaso de agua, dándoselo a Ying Qi para que se enjuagara la boca, quien tosió y escupió otro bocado de agua impregnado de sangre.

La sangre roja y brillante manchó el rostro enfermizamente pálido de Ying Qi, picándole los ojos y el corazón.

—¿Fue Li Mo? ¿Qué te hizo? ¿Te alimentó con veneno o te hizo algo, eh? — Preguntó Li Yuan a Ying Qi, agarrando su mano ensangrentada, preguntándole una y otra vez, como si pudiera salir corriendo a luchar contra Li Mo en cuanto Ying Qi asintiera con la cabeza.

En la inconsciencia, Ying Qi se debatió superficialmente, sus débiles dedos hurgaron suavemente en las ropas de Li Yuan mientras murmuraba incontroladamente: —Este subordinado sabe que estaba equivocado...

El corazón de Li Yuan se hundió de repente, sintiendo dolor y tristeza, sus labios presionaron la frente caliente de Ying Qi, calmando suavemente: —Así es, Xiao Qi tiene razón, no tengas miedo, el medico vendrá más tarde.

Ni siquiera se había dado cuenta de que Ying Qi estaba tan malherido, Li Yuan había pensado que él mismo era el que más había perdido con esta farsa.

Ying Qi se inclinó de repente y tosió, y la sangre de su boca salpicó la ropa de Li Yuan. Li Yuan no pudo pensar en otra cosa y acarició suavemente la espalda de Ying Qi para reconfortarlo: —Aguanta, baobei.

Ying Qi se aferró de la tela alrededor del cuello de Li Yuan con todas sus fuerzas, con la frente apoyada en el hombro de Li Yuan, con el sudor frío brotando a borbotones mientras apretaba los dientes y soportaba el insoportable dolor de su cuerpo. Las viejas heridas de la tortura de sal que se habían acumulado durante demasiado tiempo estallaron de golpe, y un dolor sin precedentes recorrió todo su cuerpo, como si los huesos y los tendones de todo su cuerpo se retorcieran en una guillotina.

—¿Dónde te duele? — Li Yuan le preguntó con ansiedad. En ese momento, había revisado claramente a Ying Qi y no encontró ninguna herida externa grave, y Li Mo sólo utilizó un arco y una flecha, por lo que no debería ser tan grave como para herir el interior ¿verdad?

Li Yuan acercó suavemente la cabeza de Ying Qi a la suya, murmurando suavemente en su oído para reconfortarlo: —Está bien, dime dónde estás incómodo.

ObedécemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora