Cherry Popper | Hyewon

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Me dediqué a aporrear la puerta de Hyeju hasta que esta misma abrió, con cara de no haber dormido nunca y una expresión culpable similar a la que pondría un cachorro después de mordisquear un zapato. Abrió la boca en lo que seguro sería una disculpa, la cual no le dejé articular y la besé en cuanto la tuve enfrente. Tenía la boca reseca, con sabor a dentífrico, y puse ambas manos a cada lado de su cara.

—Te amo.

—No. —murmuró ella casi sin aliento.

—Te aseguro que sí. —asentí volviendo a besarla.

— ¿Me amas después de llamarte ebria?

—Sí, y espero que jamás vuelvas a hacerlo.

— ¿Y si no puedo prometerlo?

—Ya averiguaremos algo.

La empujé hacia dentro, haciéndola caer sobre el sillón más cercano.

—No he dormido nada bien. —dijo a modo de explicación.

— ¿Eso va a detenerte?

Me miró con tal intensidad que sentí ganas de chasquear los dedos frente a sus ojos. Como respuesta, comenzó a besarme con la mayor suavidad que le había sentido en la vida. Cuando comenzaba a olvidarme de todo lo externo a nosotras, se apartó un poco de mí y tragó saliva.

— ¿Qué pasará con Christopher? ¿Qué pasará con... todo? No, ¿sabes? No me respondas. Porque no quiero regresar a la realidad.

Y no respondí. No porque no supiese qué decir, sino porque ella asumía esa como 'la realidad'.

—Te amo, Wonnie... Dios, te he amado por tanto tiempo que ya ni siquiera recuerdo qué se siente el no hacerlo.

Solté una risa. Olly me miró extrañada, pero no había enojo en ella.

—Tú siempre has sido mejor con las palabras que yo. —expliqué.

—Lo soy, ¿verdad? —tomó mi mano y la besó. Tenía su sonrisa altanera plantada en la cara.

Nos quedamos ahí, sentadas, observándonos por un largo rato. La alarma de mi teléfono fue lo único que logró sacarme de aquel trance.

Olly no protestó. Soltó un suspiro y un asentimiento de acuerdo mientras me besaba.