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Bueno, es todo: las mujeres están locas, con Chaewon como su líder. Esperaba que mi ausencia prolongada le hubiese agitado un poco, tanto así que no me sorprendió terminar teniendo sexo con ella apoyada contra su escritorio y mucho menos tomar el almuerzo con ella.

Aun así, hubo un momento en que para mi gusto, la conversación se desviaba hacia un camino estrecho que todavía no estaba muy segura de cómo sortear y fue cuando le dije aquello que me comía el cerebro. Creo que le quedó muy claro, porque enrojeció hasta las orejas y de repente ya no sabía ni qué decir, cosa muy extraña en ella.

Entonces se levantó muy deprisa, murmurando algo de que tenía que irse y no sé qué más, sacando una gran cantidad de billetes y marchándose.

Esa no era la reacción que yo esperaba de ella.

Lo que yo esperaba era que se pusiera a balbucear, me tratara de convencer con sus inútiles afirmaciones de lo mucho que quería a su novio, y todo aquel discurso que ya hasta me sabía de memoria: cansino, sí, pero propio de ella.

Levantarse y huir no lo era. Aquello era muy extraño, pero no entré en pánico, sino que me quedé sentada, pensando en lo que acababa de pasar y suspirando, sin expresión en la cara.

Chaewon no podría evitarme toda la vida, eso era un hecho... Incluso si delegaba al departamento de mercadotecnia todo lo que tuviese que tratarse conmigo, en algún momento tendría que verme, pero lo mejor era darle su espacio. Con esto en mente pedí algo de tomar y me quedé pensando.

Lo mejor era darle su espacio, decidí. Tal vez para cuando volviésemos a hablar ella ya se habría acorazado lo suficiente para no dejar que la turbara de nuevo, pero era un riesgo que estaba dispuesta a correr, ya que de nada me servía hostigarla en este preciso instante.

Los días pasaron sin mayor evento. Sana me llamó un par de veces al saber que estaba de vuelta y yo estaba agradecida por la compañía. Me aburría profundamente cada que tenía que reunirme con los publicistas, y para cuando el primer spot publicitario salió al aire yo ya me esperaba la reacción mezclada del público... Sí, me gustaba ser amada por este, pero odiaba reconocer que era más el afán de ser amada por ella.

Recibí una notificación acerca de una junta que habría el jueves para escuchar acerca del resto de la campaña. Cuando entré con cara de pocos amigos –nadie querría estar en una aburrida junta a tan tempranas horas del día –la divisé sentada en el primer asiento del lado izquierdo. Volteó a ver la puerta para ver quién entró y se tensó. Me atrevería a decir que no sabía qué hacer y terminó por darme un incómodo saludo con la mano, junto con un asentimiento con la cabeza.

A mí esa junta me pareció eterna. Sólo aguzaba el oído cuando era Chaewon quien hablaba y me pregunté, no por primera vez, qué estaba haciendo ahí. Me habría puesto una botarga con forma de chocolate si me lo pidiesen, al fin y al cabo, así que no era como si en realidad fuera a objetar algo que se dijera.

—Eh... ¿señorita Son?

Volteé hacia la voz que me hablaba, era el publicista que había hecho la presentación. Yo me acariciaba la mejilla con el dedo índice, sin prestar atención.

— ¿Mmm? —miré alrededor y todos estaban expectantes.

—Le hemos preguntado si tiene alguna declaración lista al respecto de los comentarios negativos que despertó la publicidad que está haciendo en colaboración con nosotros, o si quiere que su representante...

—Ah... no, no hace falta. —me encogí de hombros. —La mayoría de la gente ya sabía de mi convenio con Blockberry Creative, y respecto a los comentarios recientes... Pues pienso donar la totalidad de mi pago a It Get's Better y The Trevor Project. Creo que eso debería ser suficiente para que la gente se calme un poco.

Cherry Popper | HyewonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora