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—No, omma...

—No me digas que me calme, Chaewon. Es cosa mía si me quiero poner así porque de pronto mi hija me dice que lleva diez años lamiendo alfombras.

—No llevo diez años la... —Me apreté el puente de la nariz y me mordí la lengua. Para cuando volví a alzar la vista ya me sentía fastidiada por la situación. —Mira, más bien se puede decir que llevo casi doce años negando que quiero a Hyeju, ¿sí? Y no me importa si te parece mal, o si tu próximo show de stand-up va dedicado a tu hija la tortillera, pero...

— ¿Hyeju? —me preguntó omma con expresión pensativa. — ¿La hija de Son Chaeyoung, la que estudió contigo?

—No. —respondí de inmediato. —No dije Hyeju, dije... Eh... Bueno, sí, dije Hyeju, pero es otra.

—Claro, porque seguro conoces a mucha gente que se llame así, ¿no? Te voy a preguntar algo y más te vale responder... ¿Estás saliendo con esa chica Son?

Omma me miró con la intensidad de un taladro y tartamudeé hasta que por fin pude responder.

—S-sí.

— ¿La Son Hyeju que modelaba lencería y ahora tiene una banda?

—Sí, esa.

Mi madre se reclinó hacia atrás en su asiento, con ambas cejas alzadas y asintiendo muy despacio sin mirarme.

—O sea que todo esto empezó cuando aún estabas en la escuela.

—Sí, pero no he estado con ella todo este tiempo. No nos habíamos visto en mucho tiempo.

—Sí, sí, ya sé. —hizo un gesto con la mano para restarle importancia. —Ella estaba con ese modelo coreano tan guapo. Me la encontré varias veces con él cuando los invitaban a algún evento.

— ¿En serio? —me sorprendí.

—Se puso más guapa y encantadora que antes, si es que eso era posible. —dio otro trago al vaso de whisky que le habían llevado. —No sé qué te habrá visto, en realidad.

—Vaya, gracias. Eso duele cuando tu madre lo dice.

Para mi sorpresa, se rio, aunque no parecía nada divertida. De hecho, el sonido era agrio y sin pizca de humor en él, cosa que resultaba extraña y fuera de lugar en ella.

—No es eso, Chaewon. Es sólo que Hyeju es natural y espontánea y tú eres... Bueno, ¿crees que ella habría desperdiciado tantísimos años escondiéndose de la gente?

—Claro que no. —y sonreí al pensar en Hyeju, a la que no le importaba cantar canciones pop en sus conciertos y convertirlas en versiones estupendas de algo que originalmente era una basura, que amaba darme besos que me dejaban sin aliento sólo por el gusto de hacerlo y sin motivo alguno, y que siempre me llevaba a algún lugar escondido para tocar todo mi cuerpo. — ¿Se te ha ocurrido que la amo por eso?

— ¿La amas porque es algo que tú no eres?

—No. Bueno, definitivamente ella es algo que yo jamás podría llegar a ser, pero no es sólo eso. —sonreí suavemente y noté que mi madre entornaba los ojos, suspicaz al ver esto. —Ella me hace descubrir cosas de mí que ni siquiera sabía y que jamás me hubiese imaginado.


Cherry Popper | HyewonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora