Capítulo X: La paciencia es una virtud. O tal vez no.

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El sudor recorría mi rostro, en una línea casi perfecta

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El sudor recorría mi rostro, en una línea casi perfecta. Gruesas gotas resbalaban por todo mi cuerpo, en un vano intento de aplacar el calor que este emanaba. Me froté la frente con el dorso de la mano, aunque de poco sirvió.

- ¿Cómo es que aún después de haber estada alejada de la pista de atletismo, sigues dándonos una paliza cada que vienes?

Yerim me imitaba, secándose el sudor con el dorso de la mano.

-No puedo creer que sean ustedes quienes vayan a representarnos en las nacionales. Son una vergüenza.

El resto del equipo frunció el gesto.

-Cállate, Son. -me espetó ella. Era obvio que no estaba de humor para mis burlas. -Yo también llegaría a la meta con dos zancadas si tuviera las piernas tan largas como las tuyas.

-Una vez más, ¿si? Y a lo mejor esta vez logran seguirme el ritmo. -dije rascándome la sien con el pulgar. Llevaba un tiempo sin haberme aparecido en las prácticas del equipo, y sin embargo seguía sintiéndome excelente. Me sentía de buen humor, pero este se tambaleó un poco cuando volteé y vi a dos personas pasear por el pasto con paso tranquilo y relajado.

Reconocí de inmediato el tono menta de su cabello y el corazón me dio un vuelvo. No esperaba verla sino hasta el lunes, y ahí estaba ella, paseando por los campos de entrenamiento un sábado por la mañana. Entonces noté que su acompañante era un chico.

Entorné los ojos para observarlos mejor... ¿iba ella tomada de su brazo? Así parecía ser.

-Yo... eh...creo que deberíamos tomarnos cinco. -balbuceé, tratando de que el equipo no notara a dónde se dirigía mi mirada, inútilmente. Ellas miraron hacia el mismo lugar que yo y cuando volvieron su vista hacia mí, portaban sendas sonrisas maliciosas en el rostro. -Paren ya.

-No hemos dicho nada. -dijo Yerim alzando las manos en gesto de inocencia.

Solté un resoplido, puse los ojos en blanco y me fui corriendo hacia ellos.

-Hey. -dije cuando estuve frente a ella. Estaba jadeando copiosamente. No pretendía sonar molesta, pero creo que me delaté.

Chae parecía un poco incómoda.

-Hola. Pensé que habías dejado el equipo de atletismo.

-Solo por un tiempo, pero estoy de vuelta.

- ¿Irás a las nacionales?

-No lo creo. Yo ya he hecho mi parte en años anteriores. Solo estoy ayudándoles a entrenar, para que sepan a qué nivel se enfrentarán. Bueno, tal vez vaya en calidad de suplente.

-Entiendo. Ojalá yo pudiera hacer lo mismo, pero no quiero dañar la moral del equipo.

Me quedé ahí frente a ella, con los brazos en jarras, cuando el tipo junto a ella carraspeó. Volteé a verlo con el ceño tan fruncido que la cabeza comenzaba a martillarme. Era rubio, y bien parecido, y al verlo de cerca noté que tenía un gran parecido a Chaewon.

- ¡Ah! Lo siento. Hyeju, te presento a mi hermano, Jimin.

Su hermano, claro. Ahora recordaba que Chaewon tenía un hermano gemelo que estudiaba fuera y que había llegado el día que la encontré empapada. El futuro heredero de Blockberry Creative.

-Park Jimin, encantado. -dijo mientras me tendía la mano y me daba una sonrisa de comercial.

- ¡Ah! Ya veo. Así que este es tu hermano. -dije y entonces me relajé. Le estreché la mano. -Son Hyeju.

-Es mi último día aquí, así que le he pedido a Chae que paséaramos por el por el campo de su escuela. -tenía expresión muy rara en el rostro, que lo hacía lucir como un bobo.

-Ya veo. Bueno, no hay mucho que ver, salvo gente sudada corriendo por doquier. -De verdad, ¿quién querría venir a ver gente empapada en sudor y quemándose bajo el sol? Qué tipo tan extraño. Volví a centrar en mi atención en Chae. -Te vi pasar y... vine porque recordé que esta semana tengo un examen de Historia, así que...

Y ahí estaba, inventándome un pretexto para volver a estar a solas con ella. Me reprendí mentalmente por sonar tan desesperada. Era obvio que notaría mis intenciones.

Para mi sorpresa, si las notó, me siguió el juego.

- ¿Cuándo estás libre?

-Cuando tú me diga. -le dije deprisa, sin creer mi suerte. -No he hecho planes para esta semana.

-Podría ser el martes. O el lunes, si esperas a que termine mi práctica de natación.

-No hay problema. -volteé a ver hacia la pista de atletismo. Era mejor retirarme antes de darle tiempo de cambiar de opinión. -Creo que debería volver. Ya estamos por terminar.

Ya estaba: ahora tenía otra oportunidad para estar con Chaewon. Sentí un vacío en el estómago al pensar en esto y no pude evitar sonreír como idiota. Regresé junto al equipo y estaba tan emocionada que seguí corriendo y corriendo hasta que resollaba como un perro.  La perspectiva del lunes me exaltaba.


Cherry Popper | HyewonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora