Me palmeé la cara, furiosa. Estaba en la bañera después de un día cualquiera en el trabajo y pensando en aquel asunto.
¿Por qué no podía simplemente relajarme y dejar que el enojo pasara?
Suspiré con furia, jugando un poco con el agua a mi alrededor. Me dediqué a frotarme distraídamente la piel, queriendo ocuparme en algo que no fuera desenmarañar la madeja de emociones en mi cabeza. Justo estaba sintiéndome más tranquila cuando mi teléfono sonó en la pequeña mesa que tenía a un lado. Fruncí el ceño, preguntándome quién podría estar molestando y contesté la llamada después de secarme una sola mano, poniendo el dispositivo en altavoz.
— ¿Wonnie?
Puse los ojos en blanco y me sumergí en el agua por tres segundos antes de reemerger. Sólo eso me faltaba: el objeto en el cual estaba basada mi crisis se reportaba con una llamada telefónica justo en un momento que debía ser de relajación.
— ¿Sí, Hyeju?
—Ah, estás ahí. Pensé que te habías muerto.
—Considerando que estoy tomando un baño, esa sería una posibilidad. Morir ahogada en mi propia bañera no me suena a una buena manera de irse, pero tampoco me suena a una tan terrible.
—Ah, te estás bañando... ¿estás desnuda entonces?
— ¿Estás tratando de tener sexo telefónico conmigo? —pregunté de inmediato, temiendo su respuesta.
— ¡No! —hubo un gruñido al otro lado de la línea y casi pude verla presionándose el puente de la nariz con los dedos. —No, yo... yo sólo preguntaba porque...
—Porque seguramente no puedes recordar la última vez que alguien se bañó con ropa. —respondí con un dejo de burla.
—Sí, eso, exacto. —por su tono de voz, intuí que la conversación no iba como ella esperaba y me sentí mal.
— ¿Alguna razón por la cual hayas llamado?
Yo tenía ganas de darme un golpe... ¿era necesario actuar así? Me había cogido por sorpresa, claro, pero tampoco ella tenía la culpa de que yo no pudiese poner mis mierdas en orden.
—Me dijiste que me quieres, me dejaste ahí parada, y de eso hace tres días, Chaewon. No sé, igual y ese sería un buen motivo. —me dijo con tono sardónico.
Me mordisqueé los labios con sentimiento de culpa.
— ¿Ya son tres días de eso?
— ¿Qué, te estás retractando? —preguntó a la defensiva.
—No. —solté haciendo acopio de todo mi valor. —No me retracto, ni me arrepiento... tanto. Ni siquiera puedo decir que me haya sentido mal.
—Qué bien. —si mi respuesta la emocionó, no lo demostró. Yo esperé a que ella siguiera hablando, nerviosa y liberada por haberle reiterado mis palabras una vez más. —Entonces, estás desnuda... ahora sí que estoy tratando de tener sexo telefónico contigo.
—Argh... —puse los ojos en blanco y presioné el pequeño teléfono rojo de la pantalla, terminando la llamada y sin poder contener una sonrisa. Me volví a sumergir en el agua, recordando la sensación que me embargaba al meterme a nadar en mis días de estudiante. Era tan reconfortante como reparador, y me hacía sentir nostálgica, pero eso no era malo, si he de ser sincera. Era un silencio alentador, confidente y cuando ya no pude aguantar más, salí de repente para tomar profundas bocanadas de aire, justo a tiempo de escuchar sonar el teléfono una vez más.
—Eso ha sido descortés. —dijo la voz de Hyeju al escucharla por segunda vez.
—Lo siento, nadie me dijo el protocolo de comportamiento cuando alguien admite que intenta tener sexo telefónico con uno.
—Retornando al tema... —había una evidente sonrisa en su voz. —Quiero verte.
Enarqué la ceja tanto como pude, como si esperara que ella de alguna manera pudiera percibir esto aún a pesar de no ser capaz de verme en aquel momento. No dijo "me gustaría verte" o algo parecido, más bien se trataba de una afirmación que incluso podía llegar a ser tomada como un aviso y me quedé pasmada ante esto. Reaccioné aclarándome la garganta y cuando hablé mi voz era grave y más rasposa de lo usual.
—Yo... Yo t-t... —sumergí la cabeza bajo el agua, esta vez para expulsar el aire ahí mismo, haciendo que las burbujas flotaran a la superficie.
Hyeju soltó un resoplido y por el tono con el que me habló, estaba divertida.
—No es tan malo si admites que también me quieres ver, ¿sabes? No se acaba el mundo. —tomó aire y comenzó a repetir como un perico. —Quiero verte, quiero verte, quiero verte... ¿ves? No inició una tormenta eléctrica ni empezaron a morir los animales de manera inexplicable.
—Deja de hacerme sentir como una tonta.
—Pues deja de comportarte como una.
—Voy a cortar la llamada una vez más. —le advertí. Yo era perfectamente capaz de rebatir sus comentarios mordaces sin esforzarme un ápice, pero sentía como si mi cerebro hubiese sido colocado sobre un balde lleno de gelatina.
—Aún no me dices cuándo te veré.
—Porque tengo cosas importantes que hacer, Hyeju, y...
— ¿De verdad crees que me voy a tragar esa excusa tan quemada, Hyeju? —me preguntó con falso tono ofendido.
— ¡Me ofendes, Son al sugerir que es un vago pretexto! —contesté incluso llevándome una mano al pecho y puse los ojos en blanco ante mi ridiculez.
—Si no me dices algo concreto me apareceré por tu oficina como siempre hago.
— ¡No me digas!
—Ah, cállate. Esta vez eres tú quien lo pide a gritos.
—Tal vez no vaya a trabajar.
—Ay, por favor. —comenzó a reírse de manera muy exagerada.
—Bueno, sí, eso es demasiado... —me masajeé la frente con dos dedos y suspiré. —Te veré mañana para cenar a las ocho, y no se te ocurra aparecerte antes.
—Como ordene, mi señora.
—Hasta mañana, Hyeju. —dije con los dientes apretados y presioné el ícono para terminar la llamada un poco más fuerte de lo que debía.
Me paré abruptamente, secándome enseguida, pero dejándome la cara húmeda, con la esperanza de que esto pudiera calmar un poco el fulgor de mis mejillas. Mientras me cepillaba el cabello no dejaba de pensar en el tono tan directo de Hyeju y la familiaridad disfrazada de ambivalencia que aún después de la adolescencia seguíamos conservando.
La piel de mis brazos y muslos se erizó de tal forma que tuve que frotarme la piel, y esto poco tenía que ver con la temperatura. Sabía perfectamente qué lo causaba, y lejos de sentir algo desagradable, se me antojaba como...
¿Placentero? No, no tanto... ¿Embriagante? Creo que eso se ajustaba mejor. Últimamente tenía problemas encontrando palabras que pudiesen describir mis emociones, y eso era nuevo e intimidante para mí. Incluso con la ilusa esperanza de que esto pasara pronto, sabía que me esperaba aún mucho más de este nuevo sentimiento.

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Cherry Popper | Hyewon
Fiksi Umum[AU] Park Chaewon es la presidenta de Blockberry Creative, una importante cadena comercial de golosinas, quien hace declaraciones homófobas en estado de ebriedad. Cuando esto afecta la imagen de su compañía, ¿qué desesperada acción puede cometer ell...