[AU] Park Chaewon es la presidenta de Blockberry Creative, una importante cadena comercial de golosinas, quien hace declaraciones homófobas en estado de ebriedad. Cuando esto afecta la imagen de su compañía, ¿qué desesperada acción puede cometer ell...
Yo esperaba cenar con Hyeju en algún lugar donde no estuviésemos solas, pero ella no estaba de ánimos para ser el centro de atención esa noche y ciertamente yo tampoco. Las aguas aún seguían revueltas por toda la controversia alrededor de ella y podía comprender que quisiera un poco de calma y silencio mientras comía.
Esto no me hacía sentir nada tranquila, sin embargo, ahora que estaba sentada frente a dicha persona, tratando de no mirarla fijamente mientras se comía un pedazo de pan y miraba con distracción al televisor, en el que estaban transmitiendo South Park. Comer en mi apartamento había sido idea mía y debo decir que al momento no sentía que fuera una de las mejores, pero no lograba discernir el porqué de esta sensación, si la fuente de mis preocupaciones en realidad parecía relajada, riéndose por alguna tontería que los protagonistas estaban haciendo y apenas si me estaba haciendo caso.
—Tu comida se enfría.
Señaló hacia mi plato con su tenedor y siguió comiendo. Noté que estaba en lo cierto y la imité. No se escuchaba nada más que el sonido del televisor y ocasionalmente el de los cubiertos chocando contra la porcelana. Casi deseaba no terminar de comer nunca, y no porque tuviese demasiado apetito –no era así –sino porque no quería pensar en lo que podíamos decir una vez terminada la cena. Tal vez eran ideas mías, y en realidad no ocurriese nada relevante, pero ¿a quién engaño? En mi estómago se asentaba esa sensación que le precede a algo importante. Hyeju ya había sido clara y agresiva, y sabía lo suficiente de ella como para dar por sentado que no iba a ceder, pero odiaba su juego, porque despertaba algo en mi interior que no había sentido en años.
De repente pasó: mirábamos Actividad Paranormal en Netflix y en algún punto Hyeju me miró fijamente, me tomó del cuello de la sencilla camiseta color rosa pastel que me puse y me atrajo hacia ella, dándome un beso que fue doloroso al principio por lo violento de la acción, pero al final terminamos ignorando el televisor por completo y moviéndonos al dormitorio.
No tuvimos sexo.
Era la primera vez que ella estaba completamente a solas conmigo: sin padres, sin oídos curiosos, sin Chris, sin nadie. Por primera vez en once años nos encontramos a completa merced una de la otra, y ahí estábamos, limitándonos a vernos con ojos ávidos, como registrando cada detalle de nuestro ser. Todo había iniciado con la firme intención de saciar una necesidad carnal y terminamos haciendo justo lo contrario.
Fue cuando estábamos únicamente en nuestra ropa interior que noté que esta era la posición más íntima en la que jamás nos encontramos. Tendidas sobre mi cama, disfrutábamos de un momento íntimo que más bien significaba condena para mí... ¿o para ambas? No sabía en aquel instante. Era un momento privado, de cercanía física y también sentimental. Hyeju me acariciaba y yo podía percibir la energía sexual detrás de estos gestos tan delicados, pero estaba disfrutándolo... Nunca había sentido su tacto de aquella manera tan cruda y desprendida, y comencé a hacer lo propio... Acariciaba su prístina piel con duda y temor, pero ella reaccionaba como si estuviese recibiendo las caricias más inconcusas y fervientes del mundo.
Era una ocasión digna de una sesión extenuante de sexo, y en vez de eso, terminamos por quedarnos dormidas después de platicar y platicar, cosa que fue mucho más terrorífica para mí que todo lo mencionado antes.
No sin cierto esfuerzo, en algún punto de la noche me incorporé y terminé acallando con un beso a Hyeju en alguna de sus peroratas nocturnas, transmitiéndole así toda esa euforia que me provocaba con su presencia. Ella era una experta en hacerme experimentar cosas totalmente nuevas, ¿y saben qué?
Aquello me encantaba. Fue entonces que comprendí que estaba enamorada de aquella molesta chica desde hacía once años, y que apenas ahora tenía el valor de admitirlo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.