Cherry Popper | Hyewon

...

No había nada que odiase más que las esperas.

Bueno, de acuerdo: hay como un millón de cosas que odio más que las esperas, pero todo eso quedaba en segundo plano si lo comparábamos a esperar el regreso de Hyeju. Al menos puedo decir que fueron unos meses muy productivos, si le restamos el constante afán de mis amigas por fastidiarme.

—Te traje la última revista de chismes que encontré. —dijo Yeo aventándomela encima mientras bebía su café de Starbucks a sorbitos. —Vuélvete loca buscando fotos de Hyeju.

Suspiré. Yeo y Jin me traían en jaque con ese comportamiento pasivo-agresivo que se traían desde hacía meses. Pensé que ya se cansarían, pero olvidé que las mujeres podemos tardar unos diez años en olvidar, y era evidente que se divertían mucho metiéndose conmigo... Y no puedo negar que un poco sí me lo merecía.

Aunque claro, Yeo siempre iba más a lo agresivo que lo pasivo, como ahora.

Dejé la revista a un lado, haciendo como que en realidad no me interesaba... para volver a tomarla menos de cinco minutos después, hojeándola con movimientos laxos pero mirada ávida. Encontré un par de fotos de Hyeju yendo a una tienda de calzado deportivo con Sooyoung. Llevaba unos lentes oscuros y el cabello amarrado en una coleta, pero resultaba reconocible al estar junto a la guitarrista. Además, llevaba puesto un suéter mío que reconocí al instante.

—Hija de...

— ¿Qué, Hyeju ya se aburrió de tu trasero? —preguntó Yeo bajando su teléfono celular para verme.

—Eso quisieras... ¡Se ha llevado un suéter mío!

—A ver. —se levantó y se colocó detrás de mí para ver la revista por encima de mi hombro, tomando otro sorbito de su café. —Ya veo. Bueno, ni siquiera te lo pones, así que no le veo el problema.

—Se lo llevó sin mi permiso. —protesté.

— ¿Se supone que necesita tu permiso para llevarse un estúpido suéter que jamás te he visto puesto? —suspiró. —Con razón estás tan segura de que te dejará. Un poco idiota sí eres.

Abrí la boca para rebatir, pero no se me ocurrió nada qué decir, así que volví a cerrarla.

— ¿Por qué llevarse mi suéter?

—Porque huele a ti, estúpida.

— ¿Es eso algo usual? —pregunté alzando una ceja.

— ¿Nunca te robaste alguna camisa de Chris?

— ¡No! —respondí con un respingo.

—Por dios, sí que eres rara. —apuró lo último que quedaba de su café. —Bueno, es algo usual entre la gente normal... Algo así. Bueno, más o menos. En lo personal, tengo toda una colección de ropa que les he robado a mis amantes.

—Pues yo nunca sentí la necesidad de ponerme la ropa de Chris.

—Mira, no sé cómo sea entre dos mujeres. —dijo gesticulando. —Pero se siente bien... Te da como un sentimiento de... Posesividad, ¿me explico? Además, seguro que están como a cuarenta grados ahí, y aun así ella lo usa. Dale un poco de crédito por ello.

—Siendo sincera, creo que a ella se le ve mejor. —admití.

—Róbate algo suyo. —sugirió encogiéndose de hombros. —No creo que le vaya a importar.

— ¿Cómo es que de pronto eres una experta en relaciones, pero eres tan mala en ellas?

—Joder, Chae, pero qué insensible.

—Lo siento. Pero a la vez no lo siento.

Estar en silencio con Yeo por más de tres segundos era raro, y sin embargo eso fue exactamente lo que pasó. Tamborileó un poco con los dedos antes de volver a hablar.