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—No sé si te hayas percatado, pero Hyeju se está portando raro. —me comentó Jimin cuando estábamos sentados ya en la butaca del cine esperando que ella volviese de la dulcería. —Digo, no la conozco tanto como tú, ni ella me pone tanta atención como a ti, pero...

—Sé que está rara, Jimin. —lo interrumpí.

— ¿Le has preguntado al respecto?

—Por supuesto que sí.

— ¿Y qué dijo? —me preguntó con genuina curiosidad.

—Que está bien y no le pasa nada.

—Pero, ¿por qué?

—No entiendes nada de cómo funciona la mente de una mujer, ¿verdad?

—Y tú no te portas como una, ¿de verdad aceptaste esa respuesta sin seguir insistiendo?

—No, Jimin, no soy una inútil. —suspiré. —Sólo que es bastante evidente que ella no me dirá nada si le pregunto directamente.

—Yo creo saber qué le pasa. —dijo con tono cantarín. —¿Quieres saber lo que pienso?

—Paso. Sé lo que vas a decir y la respuesta es "no", y ya deja de pensar tonterías.

—Tal vez pienses que puedes engañarme, hermanita. Pero estoy en tu cabeza.

Trató de darme un golpecito en la frente con su dedo índice, pero lo alejé de un manotazo. Hyeju ya estaba de regreso y traía cara de pocos amigos.

—Qué mierda. Se les acabó el refresco regular y tuve que pedir uno de dieta, ¡ni sabía que eso fuese posible!

Dejó el mencionado vaso de refresco en el portavasos de la butaca con un gesto brusco y se sentó de golpe. No volteó a vernos ni una sola vez hasta que comenzó la película, y yo la miraba por el rabillo cada que podía. Los ojos de Hyeju estaban fijos en la pantalla, parpadeaba poco y yo estaba convencida de que su cerebro no estaba procesando lo que se proyectaba en la pantalla... No hubiese podido determinar por qué estaba tan segura, pero supongo que era la ausencia del brillo usual de su mirada.

Cuando salimos del cine, Olly caminaba por delante de nosotros con las manos metidas en los bolsillos del pantalón, mirando al suelo, distraída. La mirada de Jimin se repartía a partes iguales entre las dos mientras se mordisqueaba el labio, impaciente. Me hizo una seña, apuntando con su cabeza hacia ella, y diciendo "¡ve!" con los labios, instándome a hablarle. Yo me encogí de hombros con las palmas hacia arriba, para darle a entender que no tenía idea de qué decirle y casi se da un manotazo en la frente. Continuamos hablando por señas hasta que de la nada Hyeju volteó y su expresión pasó de aparentemente aburrida, a curiosa, pero regresó a la anterior casi enseguida.

—Veo que ustedes dos tienen mucho de qué hablar. Me marcho ya. —dijo con voz monótona y cara de póquer, masajeándose el cuello con la mano. —Les veo luego.

No esperó respuesta y se fue, caminando con una rapidez que contrastaba con su semblante.

Jimin suspiró y dejó caer los brazos, derrotado.

— ¿No vas a presionarla un poco? Mírala. Está de lo más rara.

—Ya viste lo evasiva que está y ha sido así todos estos días. Quiero saber qué le pasa, pero...

Me quedé callada. Por supuesto que quería saber qué le ocurría a Hyeju, pero cada vez me convencía más de que igual y no era una buena idea.

— ¿Pero?

Di un respingo; olvidé que había estado hablando con Jimin.

—Jiminnie... —me acomodé un mechón de cabello detrás de la oreja. —Mi relación con Hyeju es... complicada, y peculiar.

Cherry Popper | HyewonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora