Cuando Chae comenzaba a vestirse para marcharse experimentaba algo que me gusta llamar placer doloroso... Es una clase de placer que sabes que no te hará nada bien, pero aun así lo disfrutas y te aferras a ello con necesidad inventada. Los pequeños hoyuelos en la parte baja de su espalda parecían observarme como un par de ojos y yo les sostenía la mirada, apoyando la cabeza sobre mis antebrazos.
— ¿Quieres que te lleve?
Mi pregunta sonó más bien a súplica y maldije por lo bajo, pero era mejor no lamentarse. Ella me miró por encima del hombro.
—Es temprano. Todavía no me voy.
—Siempre te vistes de inmediato al terminar. —observé. —Pareciera que tuvieses prisa por huir.
—No me siento cómoda. —se excusó acomodándose el cabello y mirándose al espejo.
Por supuesto que no... Daba la impresión de que Chae encontraba refugio en la ropa. Si por ella fuese, seguro que tendríamos sexo estando vestidas, pensé con pesar.
Me levanté y comencé a reunir mi ropa, la cual había quedado desperdigada por toda la habitación.
—Tengo hambre.
Algo golpeó la parte trasera de mi cabeza y solté un quejido, pero levanté el objeto ofensor del suelo y fulminé a Chaewon con la mirada, aunque ella ni se inmutó ya que volvía a cepillarse el cabello con total desdén por el resto del mundo.
Rasgué la bolsa que me arrojó y saqué un caramelo de cereza. Fruncí la nariz y lo dejé a un lado.
—Sin ofender, pero los caramelos de cereza de Blockberry Creative apestan.
—No me ofendo. Es la verdad. —dijo ella dejando su cepillo a un lado.
— ¿Ah sí?
—Llegan muchos comentarios de ese tipo al buzón de sugerencias.
— ¿Y qué han hecho al respecto? —pregunté volviendo a tomar el caramelo entre mis dedos, esta vez observándolo bajo una nueva luz.
—Cambiar el sabor como un millón de veces. —remató con un suspiro y me miró finalmente. —En la actualidad logramos llegar a un sabor parecido al jarabe para la tos.
Se sentó, quedándose allí, pensativa. Apoyaba parcialmente su barbilla sobre su mano, con expresión neutra.
— ¿Sabes qué deberían hacer? —dije tratando de llamar su atención.
— ¿Además de cambiarle el sabor a uno que no te haga sentir enfermo?
—Sí, además de eso. —me levanté por fin, vistiéndome también. —Deberían ponerle un nombre pegajoso y sugestivo... Como Cherry Popper, o algo así.
La expresión de Chae pasó de neutral a incrédula en tiempo récord.
— ¿Esa es tu gran idea? —preguntó con un resoplido. — ¿Ponerle el nombre de una droga sexual al caramelo más impopular de Blockberry Creative?
—Daría de qué hablar. Además, mucha gente lo probaría para ver si es afrodisíaco o algo así.
Ella relajó la cara hasta volver a tener una expresión apacible, pero sus ojos me examinaban y podía sentirlos sobre mí.
—Es la idea más estúpida que he oído.
Tenía que admitir que sí, lo era. Pero este es un mundo en el que las estupideces reinan, nos guste o no, y puede que por ello se convirtiera en el caramelo más popular de su marca.
Todo lo que pasó en días posteriores pareció salir de una comedia romántica noventera o algún género que se le pareciera. Las horas transcurrían tan rápido que más bien parecían escurrirse como agua entre mis dedos.
—Para ya, me pones de nervios.
Chae me puso la mano sobre la rodilla y yo habría volcado la mesa ante el contacto de no haber sido porque estábamos en un centro comercial, pero la retiró en cuanto dejé de mover el pie en gesto ansioso.
—Lo siento. —le di una sonrisa torcida.
— ¿Qué pasa? —preguntó con verdadera preocupación reluciendo en su preciosa mirada.
—No les he agradecido. —comenté volteando hacia el puesto de helados al que Jimin había insistido en ir solo para que nosotras no tuviésemos que pararnos, o al menos eso dijo para no obviar el hecho de que quería coquetear con la chica que entregaba los helados. —A ti y a Jimin. Pensé que estaría todo el verano encerrada con Mina... o sola, para no perder la costumbre.
—Pero qué dices. —soltó una risita mientras doblaba la servilleta que sostenía entre las manos. —Por supuesto que eso no iba a pasar, aunque ¿no dijiste que tu tía vendría después de la graduación?
—Está en Europa presentando su nuevo libro, pero me llama cada que puede. Debe temer que me suicide, o algo parecido.
—No seas tan mórbida.
—Estoy siendo sincera. —respondí apoyando mi mentón sobre mi mano. —Así que gracias.
— ¿Por traerte a ver cómo mi hermano intenta ligarse a la chica de los helados?
—Es más estimulante de lo que crees, Chae. No seas tan severa. —le dije con seriedad fingida y la hice reír. Volví a mirar hacia donde estaba Jimin. —Creo que a Dahyun le agradaría. Le agradarían ambos en realidad. Tú por lista y tu hermano por... bueno, pues porque lo amas tanto.
La sonrisa de Chaewon vaciló, como si de repente pensara en algo poco grato.
—Ella... Debe ser difícil para ella...
No le dejé terminar, sino que la interrumpí, adivinando lo que diría.
—Sí, pero trato de no pensar tanto en el hecho de que ella perdió a su hermana, o al menos no más de lo que ella piensa en que yo perdí a mi mamá. —suspiré y me froté los ojos. —No tiene caso, ¿sí? Ninguna de las das querría ver a la otra triste.
—Creo que yo no sabría qué hacer. —murmuró ella.
—Nadie sabe qué hacer, supongo. —me encogí de hombros. —Supongo que Dahyun no se puso a pensar a fondo qué iba a pasar si mamá se casaba con un "chupa almas" como Mina... porque no es lo que uno se imagina para su hermana, ¿verdad? Y aun así tuvo que aprender a vivir con ello.
Y por alguna razón que desconocía, Chaewon me miraba de forma extraña, con una sonrisa que difícilmente era contenida y no parecía importarle.
— ¿Qué? —pregunté después de un rato, crispada al ver que no me iba a decir nada.
—Es solo que me resulta curioso cómo es que siempre terminamos hablando de estos temas así... como si fuese cualquier cosa.
Resoplé, queriendo parecer seria, pero seguro que mis ojos sonreían por mí.
— ¿Se aburrieron mucho? Lo siento. —Jimin traía dos copas de helado y dejó una para cada quién.
—Encontramos de qué hablar. —dijo su hermana con simpleza.
— ¿Ah sí?
— ¿Por qué no te vas a coquetearle a la cajera de aquella taquería? —pregunté señalando con la cabeza, pero sin dejar de ver fijamente a Chaewon. —Es guapa.
Jimin estaba a punto de sentarse, pero se quedó a medio camino de esto y abrió los ojos como para observarnos mejor, mientras su mirada se dividía por segundos para mirarnos a ambas.
—Oh. —dijo al fin, en voz tan baja que apenas si lo escuché. —Está bien.
Tanto Chaewon como yo alzamos una ceja al verlo alejarse de nuevo sin protestar.
— ¿Crees que nos esté agradeciendo por dentro?
—Definitivamente.
Aunque en realidad era yo, y me atrevería a decir que también ella, quien le agradecía de forma interna por esto.

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Cherry Popper | Hyewon
Ficción General[AU] Park Chaewon es la presidenta de Blockberry Creative, una importante cadena comercial de golosinas, quien hace declaraciones homófobas en estado de ebriedad. Cuando esto afecta la imagen de su compañía, ¿qué desesperada acción puede cometer ell...