CAPÍTULO 25/2

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____••Forjas impredecibles: Parte II••___

Venus

Creí que estaba en la casa del Alpha de la mafia, para una reunión mega importante en la que están los miembros más pesados e importantes de la organización, sin embargo, no es así, estoy es en un espectacular y gracioso circo que tiene a todo el mundo aplaudiendo y felices por la noticia que acaba de dar el payaso mayor.

«Le acaba de pedir matrimonio a Megan»

«Y lo peor fue que lo hizo en frente de todo el mundo» habla San sin entender.

«Nos hizo venir pensando que sería algo realmente importante, pero no, fue y es para esta ridiculez que no me da más que ganas de vomitar»

«¿Qué se fumó?»

Creo que soy la única que aplaude y regala una sonrisa que congela a la rubia que de momento deja de mirarme y se aferra al abrazo de medio lado que le está dando el pelinegro. Todos están perplejos aunque intenten disimularlo, pues no parece él, menos cuando la toma de la mano y con la otra le pide a todos que vuelvan a sus asientos.

—¿Enserio acaba de pedirle matrimonio? —me susurra Yasmín igual de asombrada.

—Por fin. Esto se debe celebrar —le escucho decir a la inoportuna de Enola.

—Joder, claro que sí —la apoya Helen.

¿Enserio está pasando todo esto? ¿Por esto me trató cómo una puta el día de mi cumpleaños?

Quisiera que me mire, pero en ningún momento lo hace y por más tranquila que me pueda ver, por dentro tengo una molestia demasiado grande que me genera la manera en la que Megan si me mira, restregandome no sé qué, pero si haciendo que mi cabeza traiga el recuerdo de ella tratando de hacerme menos muchas veces antes de que me mandarán a la fortaleza.

«No mates a nadie» «Ya no tienen con qué dañarte, esto no es nada» me dicen mis subconscientes y mentalmente me pongo la otra coraza impenetrable con la que menos me afecta nada. Porque en verdad no me siento mal, no siento nada, sólo molestia de que ella me siga mirando con aires de superioridad, y cómo no, ahora tiene motivos y esto complica muchos de mis planes.

El Alpha sigue hablando, no sé que dice, no le presto atención, mis oídos están en un horrible aturdimiento que me tiene con la atención en el perro que se vuelve algo ansioso, haciendo que gracias al cielo tenga que alejarme del bullicio que da inicio cuando ponen música, traen comida y licor; para festejar lo que acaba de ocurrir.

Entro a otra de las tantas áreas que tiene la casa. Tomo asiento en un pequeño sofá y lo acaricio revisando que sus signos estén normales. No se ha enfermado más, pero no está demás el asegurarme de que sigue sano.

Respiro hondo. Hace algo de calor, se nota que pronto comenzará la primavera, espero que así sea, tanta nieve me genera dolor de cabeza. Juego con el dije del collar, detallando el oro pulido y los diamantes; tomándome un tiempo corto para pensar y respirar.

—Tu dueño se volvió loco. Tanto poder le dañó el cerebro y le quemó las neuronas —me muerdo el labio— Tendrás una mami oficial. No te la vayas a comer, aunque sería genial si lo haces.

Lame mi mano. Me tiene mucho aprecio, al igual que yo a él. Con su compañía, siento que no necesito la de más nadie y menos la de la persona que llega con las manos en los bolsillos, caminando despacio. Sé que me siguió desde que me vine hasta aquí.

—Creo que deberías estar allá afuera celebrando el que tu primo vaya a casarse y les dé la jefa que todos quieren —le digo.

Se sienta sobre la mesa que está a mi lado. Cruzándose de brazos, no deja de mirarme con curiosidad, igual que siempre.

ARMAGEDÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora