CAPÍTULO 70

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••Demostración••

Venus

Me han humillado, escupido, ultrajado y maltratado en todos los sentidos. ¿Me di por vencida? No, ahora más que nunca voy a seguir con el mentón en alto y a demostrar que yo puedo con todo y que mis enemigos deben tratar de poder conmigo.

No se las pondré fácil.

Llegó mi hora de empezar a marcar mi nombre en la historia.

Con cuidado, la modista sube el vestido, dándole los últimos toques para que esté lista. Alardea lo bien que me veo y por mi parte, camino hasta el espejo de cuerpo completo.

Magnífica y sublime.

El vestido plateado se ajusta a mi cuerpo con un escote de corazón y falda estilo sirena sin pomposidad en la parte de abajo. Sobre mis brazos caen largas mangas confeccionadas con satín de seda, dándome más elegancia. El escote tiene pedrería al igual que toda la falda, pequeñas joyas Swarovskis del mismo color, sin llegar a verse muy resaltantes, solo agregan armonía y lujos al atuendo.

Mi figura se ve espectacular, y ni hablar de como mi marfileña piel luce con el plateado. El cabello me lo recogieron en un moño alto que deja caer los baby hairs en la parte delantera de mi rostro, agregándole más impacto a mi mirada y los labios rosáceos.

No creo que sea necesario usar joyería en el cuello, pero la modista trae un estuche rojo muy bonito de parte de mi novio. Adentro hay un delicado collar de oro blanco, el dije es una especie de rosa abierta que tiene incrustados pequeños diamantes transparentes. Es hermoso.

Dejo que la mujer lo abroche en mi cuello. Le sienta muy bien a mi atuendo. Me encanta como me veo. Fueron tantos días enferma que ahora me sorprende mi apariencia.

—¿Lista? —la voz de Herodes se toma la habitación.

Me giro para verlo, viste un traje negro a la medida, con chaleco. Algo muy sofisticado y al estilo real de hace años a juego con un broche en el bolsillo al lado derecho de su pecho en donde sobresale un pequeño pañuelo a juego. «Parece un demonio de las tinieblas lujuriosas más oscuras y tentativas»

Mi boca se llena de saliva al verlo. De su perfecto peinado cae un rebelde mechón, agregándole más rebeldía y supremacía a su belleza varonil.

Compartimos miradas lascivas y que nos veneran. Sé que no podemos, pero pienso en como voy a quitarle esa ropa después de la fiesta.

Con las manos en los bolsillos, se acerca y me sonríe, ofreciéndome su brazo.

—¿Nos vamos, señorita dolores?

—Por supuesto, señor humildad —me aferro a él.

Dan despacha a la modista y cuando abandonamos la habitación de uno de los hoteles de mi novio, ese que todavía no tiene nombre oficial, ya todos los escoltas están en sus posiciones y 4 camionetas flanquea la que nos transporta.

Si vamos vestidos tan elegantes, es porque Dwayne le rendirá tributo a su cumpleaños y dará una fiesta grande y opulenta en su casa. Solo asistirán amigos poderosos, políticos, cabecillas de la organización y los Blackwood.

Durante el camino, miro por la ventana y acaricio a Dimitri ya que irá con nosotros.

—¿Saben que iré contigo? —le pregunto al pelinegro.

—Después de lo que pasó en Italia, todos piensan que desapareciste.

—Genial —digo con sarcasmo.

Cuando llegamos, hay demasiados autos en la entrada, hombres cuidando y empleados que nos reciben, ofreciendo champagne del más caro del mundo. Herodes recibe su copa y me invita a hacerle compañía.

ARMAGEDÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora