CAPÍTULO 09

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________••Mortalidad••________

Venus

Montreal, 31 de diciembre del 2023.

El vestido negro Louis Vuitton se ajusta perfectamente en la parte de mis pechos dando ese aire sensual, la falda cae desde mi cintura como una cascada arrolladora que se agita con cada paso que doy en frente del espejo; una combinación elegante y atrevida.

Mi pierna resalta con la abertura que la muestra casi toda. En la que no muestro, me ajusto la correa estratégica en dónde guardo dos navajas especiales. La tela es suave, una capa oscura y la siguiente transparente. El cabello me lo echo detrás de los hombros dejando que mis hombros se vean más. Me aplico el labial rojo pasión que no le hace justicia a mi cabello, pero le da más poder a mi maquillaje de sombras y delineado bien hecho.

Uso el delicado brazalete que compré y los pequeños aretes a juego, antes de esparcirme la loción nueva. Un último vistazo con el mentón en alto, haciendo ese ejercicio de comerme con los ojos como la mujer que soy y es una que sobreprotejerá su autoestima por encima de cualquier cosa, porque soy lo que creo y es, una diosa.

«Hermosa como la diosa Afrodita»

«Peligrosa como Medusa»

«Destructiva como Atenea»

Cojo la pequeña cartera de mano y salgo de la habitación hallando a Kassia vestida con un Vogue de satín azul marino, su cabello recogido en un moño que cae sobre uno de sus hombros y un maquillaje ligero. Se ve hermosa.

Marcus aparece acomodándose la corbata del traje azul marino con chaleco que viste. Se ve.. muy apuesto. Su cabello bien peinado, huele a loción varonil y su cuerpo no se opaca con el atuendo. Me mira de pies a cabeza y hago lo mismo deteniéndome en sus ojos.

—Vamos —abre la puerta, primero sale la morena y luego yo.

La camioneta la conduce él y en el camino, no digo nada, me mantengo con la mirada en la ventana, repasando todo lo que se toma mi cabeza como una avalancha de nieve fría que empapa mi cuerpo y le da más fuerza al frío que sigue congelando cualquier cosa dentro de mí.

Cuando te pisotean tanto el interior, el corazón y el alma; ya no hay nada que te cause efecto en el pecho, porque lo que sigue en tu cabeza ya se vuelven solo imágenes para recordarte el porque cambiaste, y porque por dentro estarás rota, destruida y entre la oscuridad en dónde estás sola, y ese sentimiento de soledad no lo quita nada ni nadie, lo hacen cuando te despojan vilmente de algo que te podía sacarte un poco a la luz pero te hundieron hasta el final y una vez ahí, ya no se sale.

Los segundos pasan y también los minutos en los que salimos de la ciudad atravesando carreteras hasta llegar a los grandes muros que rodea la propiedad tan majestuosa que vuelvo a ver cuando las grandes puertas se abren y las luces de la casa de ven varios metros adelante.

Al bajar no veo nada, simplemente me pongo el abrigo en los hombros evitando un resfriado por culpa de la nieve. Marcus se posa a mi derecha y casi a mi izquierda. Avanzamos subiendo los escalones y con una horrible sensación en las manos, sonrío de medio lado cuando las puertas se abren y me adentro captando la atención de la gran cantidad de personas que hay, pero no veo a más nadie que a la persona que viene bajando las escaleras.

ARMAGEDÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora