CAPÍTULO 04

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______••Indestructible••______

Venus

Las carreras se llevan a cabo en una de las carretas desoladas a las afueras de la ciudad. El lugar es inmenso y puede ser algo ilegal, pero no lo hacen ver así, no son para nada discretos, parece que acabo de llegar a un tomorrowland, pero con menos personas.

Por todos lados hay enormes fogatas que calientan el lugar. La nieve no es mucha aquí, sin embargo, eso no detiene a nadie.

A un lado hay una tarima con un dj que inunda el ambiente al ritmo de la electrónica, tiene bailando a un gran grupo, arriba a chicas que parecen actrices porno, cuerpos exhuberantes, trajes sensuales en cuero, captando la atención de los presentes que no están alardeando sobre sus motocicletas lujosas, carros de carreras o apostando para la siguiente que está a punto de comenzar.

¿Nadie tiene frío?

Hay tantas personas que es difícil avanzar. Algunos se manosean o besan sin pudor alguno, los cigarrillos abundan, la droga y también el licor, el desmadre, el desorden y las parejitas que se pierden al bosque tal vez para fornicar porque algunos salen acomodándose la ropa y no han terminado de salir cuando se detienen a besarse.

Aquí no ves sino playboys que tienen más de dos mujeres a sus lados, pueden presumirlas, pero prefieren hacerlo con sus vehículos y no los culpo, la gran variedad de naves me hace sentir en el paraíso.

Aparco a lado de dos motocicletas, algunos nos miran y reparan nuestro vestuario y la belleza en la que acabamos de llegar. Dejo el casco en el volante antes de quitarme la chaqueta llamando la atención de varios, ¿Hace frío? sí, pero al lado tengo una fogata y de momento siento que hace calor.

Somos las menos descubiertas en lo que de ropa se trata, pero eso no nos opaca. Fácilmente nos incorporamos al grupo de personas que organizan las siguientes carreras. Dos chicos, muy amables nos ofrecen dos latas de cerveza, abro la mía y le doy un sorbo volviéndome parte del despelote que el resto de las horas se vuelve una completa locura y me entero que el licor tiene algo extraño que calienta la sangre y por eso la mayoría viste como si estuviéramos en primavera o verano.

Kassia se pierde a hacer su trabajo y yo me quedo recostada en la moto, dejando que un par de chicas me hablen sobre el personaje de atrás de tal evento, ambas están ebrias, sus lenguas son más impredecibles y lo aprovecho.

—Mami, chula— se me acerca un moreno con barba, viste pantalones rasgados y camisa de tirantes—. ¿Corres en esa bestia?

Dejo la mano sobre el asiento, acariciando despacio a la vez que le doy un sorbo a la cerveza.

—¿Eres capaz de ganarme?

Su boca muestra una gran sonrisa sorpresiva.

—Lindo ego. Vamos averígualo.

Se aparta un poco, mueve la mano y el encargado de las carretas se acerca con una carpeta en la mano. Me incluye en la siguiente, seremos 5 corredores, todos son hombres y sus motos son modelos veloces, los conozco todos, o al menos la mayoría. Me pongo la chaqueta y me acomodo el cabello.

Abordo poniéndome el casco, enciendo el motor y me abren paso hasta que llego y me posiciono quedando en el centro. Los gritos animadores van para el que me retó, al parecer es el indestructible aquí, desde que llegue no lo he visto correr.

A ambos lados de la carretera no hay nadie, todos están detrás de nosotros, gritando de todo y pidiendo que comience ya. El camino es largo, no le veo final, además de que está en tinieblas, no se ve nada a excepción de oscuridad.

ARMAGEDÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora