CAPÍTULO 55/1

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____••Pretendientes: Parte I••___

Venus

Nada como estar en casa después de unos días que prometían volverme loca y acabar con mi tranquilidad.

Respirando hondo, salgo del ascensor, entrando de lleno al penthouse y sin detenerme a esperar que Arturo termine de dejar mi equipaje cerca de las escaleras en donde tomo asiento, fijando la mirada en la vista de la ciudad que brinda el inmenso ventanal. Me duelen los pies. Poco a poco me deshago de los tacones y quedo descalza.

Holland se marcha sin decir nada. Mi jefe está allá abajo, en el auto, ni siquiera subió conmigo, no nos hemos hablado desde que salimos de Ívalo, o bueno, yo he tratado de mantener una distancia prudente porque Savannah también venía en el jet y al aterrizar tuvo que ir a otro lado «Está disfrutando de los planes ya hechos».

—Por fin estás aquí —Cleo baja rápidamente las escaleras y me levanto, dejando que me abrace.

—Al fin —suspiro.

—¿Quieres comer algo?

—Me provoca un sándwich de pollo y jamón —digo— No he comido desde antes de venir en camino.

—En ese caso...—se separa y me sonríe— Sube a ducharte y recuestate un rato. Subiré el equipaje dentro de unos minutos.

—Yo puedo hacer eso. Tú ve a preparar mi sandwich —le guiño un ojo— Que sean dos.

—Tienes mucho apetito. ¿Cómo siguen las secuelas?

—No he tenido más recaídas.  Mi apetito sigue feroz, eso no es novedad.

—Gracias al cielo. Ve a recostarte. Subiré dentro de diez minutos.

Tomo mi equipaje, con la otra me hago cargo del calzado y la cartera, subien hasta la habitación en donde puedo respirar hondo una vez me lanzo a la cama, observando el jacuzzi desde aquí.

¿Debería tomar un baño y relajarme?

No. Debo ir a prepararme, si o si ire a Italia y espero que Herodes no se niegue. Sé que tuve otro momento de ira incontenible, la saqué cuando le dije aquello. Pero es imposible no molestarme cuando le pregunté si confiaba en mí y no obtuve respuesta. ¿No confía en mí?. Estamos “empezando de 0”, igual me merezco una respuesta.

He tratado de permanecer serena después de enterarme que le mintieron con eso de que me causé un aborto. ¿Cómo sería capaz de hacer algo así? ¿Tan inhumana era antes como para no querer lago creciendo dentro de mí?.

Respiro hondo, apretando los labios tan fuerte que siento la mandíbula doler.

Sus celos lo están haciendo olvidar que yo a parte de su novia, trabajo para él. No puede dejarme de lado así nada más. ¿O acaso Savannah está mejor capacitada?.

«¿En dónde carizos esa salamandra está más capacitada que tú?» replica Per «Deja de pensar boberías. Obviamente la lleva porque puede dejar que hagan con ella lo que sea mientras él consigue la cabeza de esa tal Anastacia»

«Se llama Anna» corrige San sacudiendo la cabeza.

«Pues, su nombre no me importa. Esa mujer no me da buena espina. Siento que faltó un pedazo en esa historia»

«Pensándolo bien.. tienes razón»

«No debe ser una simple mujer, no para alterar así al macabro demonio de las tinieblas»

«Mario debe tener más información. También debe saber en dónde está Megan»

«Levántate, Venus. No nos quedaremos aquí. En la mansión estamos mejor. No nos dejarán de lado» Anima Per.

ARMAGEDÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora