CAPÍTULO 54

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____••Estadísticas••____

Venus

Es una locura lo que harán con el Plutonio. La ambición del Alpha no tiene límites. No se cansa de buscar más y más poder al costo que sea.

«Por Dios. No me sorprende. Estas son las típicas ideas de un hombre tan aterrador como él» su puesto y grandeza es lo único que le importa y le va a importar siempre. Él es así de arriesgado.

Tampoco es como si hiciera algo sin tener un plan o una estrategia de fondo.

Respiro hondo. Ya no necesito seguir pensando la anterior explicación e información que nos proporcionó Mario.

—No se alejen —advierte el mencionado cuando aparca y el ballet abre la puerta de copiloto por donde bajo.

La exposición de autos 2024 se llevará a cabo en el gran edificio lujoso en donde me maravillo al ver la decoración de la entrada; avisos, luces, seguridad reforzada con hombres vestidos de negro y un amplio barandal que separa a los reporteros de las grandes puertas de entrada.

Todo es exhuberante. Aquí solo vienen adinerados que querrán ser los primeros en usar los nuevos autos diseñados este año.

Es mi primera vez en algo así, tuve que investigar cómo podía venir vestida. Opté por una vestido dorado con escote drapeado, espalda descubierta y falda ajustada hasta la mitad de mis muslos. Tacones blancos que cubren hasta abajo de las rodillas, a juego con una pequeña cartera sofisticada de mangas elaboradas con cadenas cruzadas. El cabello me lo solté detrás de mis hombros.

—La ayudo —el amable sujeto me ofrece su mano para ayudarme a bajar.

—No hace falta.

—Me duele el trasero —se queja Yas cuando ignora la mirada sádica de un hombre trajeado— ¿Debí usar otro color?

Lleva puesto un vestido rojo ajustado, cuello en U y mangas cortas. Tacones negros de punta y una cartera en su brazo derecho. El cabello se lo recogió en un moño alto, dejando por fuera dos mechones que caen sobre su rostro, dándole un toque más sexy.

—Te ves bien así —le aseguro—. ¿Y Mario?

Lo buscamos con la mirada, encontrándolo a unos cuantos pasos, hablando por teléfono. Lleva puesto un vaquero ceñido blanco, camisa de mezclilla negra y una chaqueta del mismo color. Ahora sí se quitó la poca barba que crecía en su rostro. No sé le veía mal, pero tampoco perfecta, es más apuesto sin ella.

—¿Pasaría algo? —me susurra Yas al verlo hablando con evidente molestia.

—Espero que no. Ya deberíamos estar en Kiev, no aquí.

—Solo espero que no hayan vuelto de la misión, o mi chocolate se molestará.

Los paparazzis nos sacan fotos. No saben quiénes somos, pero igual se interesan en nosotras. Algunos murmuran sobre lo hermosas que somos, los cuerpos, la seguridad con la que caminamos para entrar al lado de Russo. No sé si está molesto, pero algo pasó. Se mantiene siempre ojeando su teléfono.

Me reservo las ganas de preguntarle. No creo que la misión de mi jefe haya tenido inconvenientes. Hasta los momentos, no sabemos nada de ellos. Con mi nuevo teléfono he intentado llamarlo, pero no consigo resultados. He hablado solo con Cleo, o bueno, escuchado su preocupación y regaños para con nosotros.

«¿Y si le ocurrió algo al Daddy?» Per entra en ansiedad «Aun no lo disfruto por completo»

«Lo dudo. Ese hombre es casi inmortal» dice San.

ARMAGEDÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora