CAPÍTULO 23

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_______••Cuenta regresiva••_______

Marcus

Las pequeñas lentejuelas se mueven haciendo contraste con las luces de los reflectores que le dan ese toque de fantasía perversa a las caderas de la mujer que no deja de agitar suavemente sus extremidades; bailando algo lento al ritmo de la flauta y el piano.

Por tercera vez se acerca moviéndose contra mi pierna, sin dejar de mirar a los hombres que tengo a los lados, ambos se la comen con los ojos y eso la hace sonreír inclinándose para recibir el dinero que le meto en las tetas, evitando rozar su piel con mis dedos.

—Gracias, guapo —se aleja.

—Hace calor —menciona Kilian al pedir un trago frío.

—Siento que estoy en un horno —se queja Julián.

—Cuidado y te derrites.

Le doy un sorbo a mi bebida viendo cuando dos sujetos entran tambaleándose y pidiendo que les lleven licor y mujeres que bailen. Estamos en una tasca estilo cantina con aires de Texas. El ambiente huele a licor, humedad y sudor. El calor es horrible, parece que estoy en Egipto a pleno medio día y sin tomar nada de agua.

Puedo estar aquí, pero mi mente se pierde en dónde no debo y por varios minutos debo centrarme y dejar de pensar en la diabla que me amarga los días y también los cambia un poco.

—La bailarina quiere un poco de lo de anoche —le dice Julián a Kilian.

—Se quedará con las ganas. Ni siquiera besa como me gusta.

—No te gusta porque seguramente piensas en cierta pelinegra que en este momento debe estar tratando de olvidarte —bromea.

—No hablemos de ella.

—¿Por qué? No tiene nada de malo que admitas que no ves a nadie más por estar pensando en ella.

—Iré a ver si Matilda está en camerinos. No quiero pasar más horas aquí, veré si le saco algo productivo —se levanta.

—Cuando la vayas a besar, solo piensa en Yasmín y verás que le darás un buen beso que le saque lo que no ha soltado —le dice— Ánimos, Gill, si se puede.

—Con ese genio que lleva, dudo que consiga algo —comento.

La mujer cayó solo con él, le gustan de su tipo, color de piel y porte; cosas que la volvieron loca, pero no completamente, seguimos viniendo a buscar lo que ella tiene pero Kilian no ha podido sacarle ya que su cabeza sigue llena de lo que últimamente lo aísla cuando se trata de seducir y manipular, sobre todo, besar o tocar a otra mujer.

Ya deberíamos estar más avanzados.

—Esos dos se ven presa fresca —comenta Julián mirando en dirección a la mesa en donde se ubicaron los sujetos que llegaron— Ayer también vinieron. Estaban ebrios hablando cosas sin sentido.

—Iré al baño, encárgate de que tomen más de la cuenta.

—¿Ron o tequila?

—Tequila.

Llama al mesero. Me voy al baño, rápido hago lo que venía a hacer, me lavo las manos y salgo evitando tropezar con los ebrios que jugan cartas en una mesa que está mal centrada. Regreso a la  mesa pero noto que Adams acaba de unirse a la que estábamos viendo; usando sus habilidades, logra que lo inviten a sentarse y luego mí.

—¿Quieren alguna mujer o prefieren el licor y el juego? —pregunta el de barba larga y cicatriz en la frente. Huele demasiado a hierva, pero no se ve perdido, por el contrario, está en sus 5 sentidos pese a estar pasado de tragos— ¿Jugamos?

ARMAGEDÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora