CAPÍTULO 05

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____••Misión completada••____

Marcus

—Dije tres meses y me la tuviste lista una semana antes— el hombre que bajó del auto se acerca, mirando a la mujer que tengo al lado «Mario Russo»—, Por fin, Venus Adler de regreso.

—Nueva y mejorada— le aseguro.

No deja de mirarla.

—Se nota. Eso quería y es lo que necesito a partir de hoy.

Subimos al auto que espera por nosotros después de haber aterrizado en unos de los bosques escondidos, varios kilómetros antes del punto de llegada, fueron varias horas, me duele la espalda y no ayuda que también la polla me cause molestia ¿La razón?: La mujer que va a mi lado, me lleva mareado con su loción «Su presencia es arrolladora».

Desde que la conocí, pese que a qué se veía horrible y como un saco inservible, me gustaba mirarla de arriba abajo y con el pasar de los días, ir notando sus cambios, no fue fácil, hubieron semana en las que quería ahogarla en el charco del campo de entrenamiento, pero tantos gritos y esfuerzo, dieron resultado y más del esperado, porque no creí que me satisfaciera más de la cuenta.

Pero joder, ella.... Es la definición de tentación hecha para invitarte a pecar. La muy diabla es toda una joyita para envolver, lo supe desde que la ví bailar, desde ese día, le traigo unas malditas ganas y hasta ahora no la he podido follar.

Debo concentrarme, no puedo obsesionarme y menos sin tener buenos motivos «Aunque ya son suficientes» recuerdo claramente las veces que me seguía cuando salía a entrenar en las noches, siempre la notaba, aunque ella creía que no.

Debo tener un polvo con ella, solo uno y se acabará el martirio que cargo.

—Te siento muy callada ¿No tienes preguntas?— le pregunta Mario.

Ha estado callada desde que abordamos la aeronave, aunque no es sorpresa, cuando habla es un peligro, embruja sin esforzarse, con solo estar sentada a mi lado, ya es demasiado, cualquier mínimo movimiento, puede no intentar emanar sensualidad y superioridad, pero esa en su forma de ser, y cualquier pequeña acción, se ve jodidamente tentadora.

—¿Le sacaron la lengua?— Inquiere.

Estoy por responderle pero ella alza la mano para que no lo haga.

—No tengo nada que preguntar. ¿Qué quieres escuchar?— increpa más fría que nunca— ¿Quisieras escuchar cómo estuve en un paraíso, me bañaba en un oasis, comía de lo mejor y estuve lo más en paz posible...?

—Por tu cuerpo corre más ira que sangre— le dice mirándola por encima del hombro.

—¿Tú crees?

Mario me mira y elevo las manos.

—Tiene una lengua indomable cuando de contestar mal se trata.

—Antes era así, pero ahora....

—¿Antes?. El pasado es eso, mejor no hablamos de mi ingenua yo pasada, estamos en el presente y quiero disfrutarmelo y, oh, no saben cuánto, nenes— dice de manera seductora y macabra—. Queremos, ¿Cierto Kassia?.

—Sin duda alguna— la apoya.

—Como sea— se da por vencido —, Sabía que su carácter sería 10 veces más fuerte. No me quejo, eso quería.

Nadie vuelve a decir nada, menos cuando se pega el teléfono a la oreja hablando por un largo rato. El camino es por medio de bosques, acercándonos a las montañas verdosas, tomando un atajo que poco a poco nos va mandando más adentro, dejando atrás la luz solar cuando las dos grandes rejas impenetrables se abren dándonos paso al interior de la enorme mina que desde hace dos años se puso en marcha, pero ahora ya se terminaron varias construcciones y comenzó el verdadero trabajo.

ARMAGEDÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora