CAPÍTULO 43/1

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______••Negligencia: Parte I••______

Venus

Dos días después

Veo la hora en el reloj que adorna mi muñeca, son las 10 de la mañana, no es un buen momento para entrar a un bar de jazz, pero es lo que hago una vez estaciono la motocicleta.

Tengo los minutos calculados, no puedo tardar tanto, se supone que hoy volaremos hasta Rusia para la boda de Amber Blackwood con Nikolay Orlov. No me agrada la idea, pero Herodes no aceptará un no como respuesta y yo quiero verle la cara a mis suegros. Se siente extraño llamarlos así, aunque ellos no sepan, me regocijo mentalmente siempre que mi cabeza repite la propuesta.

Ocultando la sonrisa maquiavélica, dejo que mesero me guíe hasta donde me espera Astrid Parish, la esposa del ministro Charles. Recibí su mensaje ayer, no dudé en aceptar tomar una copa con ella. No la veo mal, compartimos el mismo desagrado por Megan, aunque yo finjo que no es igual al suyo.

—Amiga mía —se levanta— ¿Cómo estás?

Dejo un beso sobre su mejilla a modo de saludo.

—Bien, ¿No me ves? —bromeo—. Hace mucho que no nos veíamos.

—La última vez fue en la desastrosa cena de compromiso de mi hijastra. Una total barbarie lo que vimos.

Tomo asiento, quitándome la chaqueta.

—Seguramente has estado huyendo de la prensa. No debe ser fácil querer estar lejos de todo.

—Me persiguen a diario. Por eso te dije para vernos aquí.

—Me sorprendió tu elección del lugar. Una vez me dijiste que no te gusta este tipo de espacios.

—Es más privado y ya sabes, aprovechamos a tomarnos algo.

El mesero nos trae dos martinis y bocadillos.

—Solo una copa. No puedo abusar del licor —le digo— Al acabar aquí, debo ir a trabajar.

—¿Cómo han estado las cosas desde lo que pasó?

—Supongo que igual.

—No debería preguntar...—duda— Pero ¿Ya están buscando a Megan?

—No tengo información de eso.

—Pensé que sí.

—Ya ves que no. ¿Y la candidatura de tu esposo?

—Marchando bien. Me costó mucho hacerlo entrar en razón —comenta con cansancio, como si le hubiera hecho falta platicar con una amiga— Quería estar detrás de Tracy, olvidarse de todo y tratar de que deje las drogas, pero no resultó y su descuido casi le cuesta el puesto y la vida.

—Por lo que he visto en las noticias, ya subió en los ranking.

—Sí, está en el segundo lugar, pero debe conseguir el número uno o a tu jefe le dará un infarto.

—Ya veo que ustedes se tienen mucha confianza.

—Desde que decidió ser presidente, me adentré en este mundo. Vaya sopresa me llevé cuando me contó quién es Herodes Blackwood, todo lo que hay detrás y la lealtad que debo tener por él y para él desde ahora.

—Ya te condenaste —frunzo los labios— Pero en cualquier momento eso pasaría.

—No me importa. Es interesante este mundo de las mafias. No creí que no esposo fuera parte, pero era de esperarse. Además, me alegra que ya no haya secretos entre ambos, ese era el único.

ARMAGEDÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora