CAPÍTULO 20

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________••Oscuridad••___________

Megan

Dicen que la verdad siempre se sabe; tarde o temprano sale a la luz. Y si este momento es ese, prefiero que el infarto me mate. Eso es lo que parece que sucederá porque mi corazón bombea demasiado rápido cuando vuelvo a escuchar que me llaman y veo la puerta del baño en donde estamos no tiene el seguro.

—Ocúltate —sale de mi con el empujón que le doy para que se meta en el armario de las toalla y productos— Rápido...

Con mala cara aparta mi mano con brusquedad y total desagrado.

—¿Miedo? No deberías tenerlo. Si follas conmigo es porque estás dispuesta a afrontar el problema —espeta.

Le cubro la boca. Yo estoy susurrando pero él no. La persona que está allá afuera me vuelve a llamar haciendo que mi mundo se vaya desmoronando. Los ojos se me nublan inmediatamente y una lágrima se desliza por mi mejilla al tiempo que lo miro suplicándole que no salga.

—Por favor... No creo que quieras las consecuencias que tendremos, no tú —susurro con la voz entre cortada.

—¿No deberíamos estar listo para eso? —cuestiona con un tonito de burla.

—¿Enloqueciste?

—¿Qué tú crees?

Paso saliva. Se ve sereno, en cambio yo, parece que moriré en cualquier momento. Me siento horrible y asustada. Pensando miles de cosas.

—Por favor ¿Qué quieres para que te escondas?

Me toma del cabello con un rápido movimiento, enterrando los dedos en mi cuero cabelludo, tirando levemente, poniendo mi cuello a su disposición. Su respiración toca mi clavícula y no estoy para encenderme,  no ahora.

—Seguiremos follando —sentencia sin miedo— Eso es lo único que quiero. No me dan ganas de escuchar un no, y menos si estás en desacuerdo. Tendrás que asumir las consecuencias que vendrán cuando le diga a mi querido primo que la madre de su hijo es una zorra que lo engañó desde que estaban comprometidos, aunque sabía lo que sucedería y que está escrito en las reglas de la organización.

Estoy por refutar pero se va al armario y con el corazón en la garganta...

—¡Un minuto! —aviso.

Me empapo el rostro de agua, pienso y me decido por ducharme de manera rápida para apagar lo que tiene mis mejillas y mi entrepierna. Jayden se asoma y sacude la cabeza, le digo que vuelva a adentro y lo hace. Me envuelvo en un albornoz y salgo como si nada pasó, tragándome lo que avasalla mi garganta.

—Creí que te había tragado el baño ¿se fue el agua y tuviste que esperar que regresara o..?

—¿Por qué no tocas al entrar, Suset? —me voy al armario.

—Lo hice, más de cinco veces.

—Lo siento, no escuché, me estaba quedando dormida a causa del baño de espuma que me recomendaste —miento.

—¿Por eso tienes la cara tan roja? Se ve muy roja, me preocupa que te haya causado alergia.

—No es nada. Mi piel se pone así en determinados momentos.

—Entiendo. Mamá y yo iremos a comer algo con las Swan, ¿Quieres ir?

Fue mala idea que cuando viajamos, nos dieramos tanta confianza. Casi me descubre y si eso sucede, no creo que sea tan desleal al Alpha como para no decirle.

—Bajo dentro de unos minutos. Veré qué puedo usar.

—No te tardes.

Se va y respiro hondo antes de irme al baño y avisarle a mi manipulador amante, el cual parece que no le tiene miedo a la muerte.

ARMAGEDÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora