EXTRA 2: Amigos

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_________•Amigos•__________

Amber

Soy una mujer muy estricta y correcta, pese a que a veces mis curiosos ojos no se detienen, trato de que lo hagan y dejen de buscar defectos o motivos para que algo deje de gustarme, pero cuando lo incorrecto se hace presente, no se puede lidiar tan fácil con ese sentimiento de apreción y retracción.

Sigo mirando mi teléfono, pensando en si enviarle o no un mensaje a mi novio. No me ha escrito, y tampoco he sabido nada de él desde la mañana. No me preocupa en lo absoluto, sé que es un hombre ocupado, sin embargo, me molesta que crea que no le diré nada sobre su olvido hacia mí.

Sigo pensando en que nuestra relación es más por conveniencia que otra cosa, y así es, no sé porque sigo tratando de que se vea diferente, quizás lo hago para no sentir que los deberes y obligaciones, también me persiguen a mí.

Ser la hermana del Alpha, no es fácil. Todos tienen los ojos puestos sobre nuestra familia; buscando algún error, viendo si damos un paso en falso o cometemos alguna imprudencia que nos cueste la reputación. Es mucho peso que debemos cargar, y como el Alpha lo hace, yo también y más, ya que mi madre ha sido más estricta que papá en todos los ámbitos.

Suspiro hondo. Las chicas siguen hablando y el sonido de la fuerte música, me hace doler un poco la cabeza en vez de darme ánimos para levantarme e ir a bailar así sea sola. Ksel, Dayana y Megan, no lo harán, están aquí sentadas hablando sobre cualquier cosa, menos de algo divertido que nos distraiga.

Estoy demasiado estresada, pero lo disimulo, como siempre suelo hacerlo.

El espacio está casi lleno, hay muchas personas pero eso no me dificulta el girar el rostro un par de veces y ver hacia la segunda planta, captando al hombre que está con el jefe y un cabecilla importante. De vez en cuando, mira a varios lados, como si sintiera mi mirada, pero no conecta sus ojos con los míos. No lo hará, tampoco tiene porque hacerlo.

El barman me recarga mi trago y le doy un sorbo varias veces, queriendo sentir ese efecto intermedio de sobria y ebria, pero no completamente uno solo. No pretendo pasarme de tragos, no me conviene en mi estado, pero poco a poco lo comienzo a hacer y debo dejar el vaso de lado cuando la cabeza comienza a dolerme.

Saco mi teléfono, miro la pantalla y busco el número de la persona a la que le envío un mensaje, con el pensamiento de que quizás no lo vea o ignore. Me muerdo el labio, esperando que me responda, pero me deja en visto y cuando pido otro trago para pasar el mal sabor del desprecio, algo me recorre la espalda y un horrible aire frío me hace girarme sin motivo alguno, pero en ese preciso instante, veo a Mario acercarse, o mejor dicho, va a pasar por aquí, parece que se va y...

Impulso me gana y lo termino tomando del brazo, dejando a las chicas en silencio y a él mirándome a los ojos. No digo nada, estoy muda, y tener a mi mano sobre su brazo desnudo, no ayuda a mis neuronas las cuales se ponen peor cuando me levanto y me voy detrás de él, después de haberme despedido de las chicas.

Bien puede seguir su camino e ignorame, pero camina lento, tal vez, esperando que yo le siga el paso y así lo hago cuando salimos de la disco y caminamos por el área de la piscina. Él disminuye su andar y lo miro, con un pequeño gesto y una sonrisa, le indico que quiero más privacidad y no se molesta, simplemente mira a varios lados antes de guiarme al área del spa.

Por sorpresa, no hay nadie y él se adentra con mucha confianza, llevándome hasta un cuarto baño, pero que no está preparado para sus funciones, aún así, es hermoso, cuenta con un techo de cristal que da uns espectacular vista de las estrellas, un jacuzzi grande en el suelo, nevera en la esquina, una pequeña cama de masajes y sofás a los lados.

ARMAGEDÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora