13: Miércoles

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—Perdona, Jack, ayer se me complicó la cosa y no pudimos hablar— dice Martha. —Fui después a preguntar unas cosas de física y ya después perdí toda la tarde con una tarea de psicología y quería ir a hablar contigo pero era muy tarde.

—No te preocupes. Está bien. Yo al final también estuve algo ocupado— asegura sentándose en el césped. —No era nada urgente.

—Menos mal, estaba preocupada— dice acercándose a John y sentándose también.

—No era nada, solo quería estar un rato contigo— explica el rubio. —¿Qué piensas de mí?— Pregunta tranquilo y la chica le mira repentinamente.

—¿Qué quieres que piense de ti? Eres un buen tipo— explica la joven. —¿Por qué lo preguntas?

—Hm, no sé. Puede que las chicas me hayan dicho algo— dice con nerviosismo abrazando su mochila.

—Oh, Dios. No sé qué te han dicho pero las mataré...— Murmura la joven avergonzada.

—No te preocupes. Está bien— dice con una pequeña sonrisa.

—¿Qué dices?— dice con la voz algo temblorosa y algo confusa. —¿Está bien?

—Supongo. ¿Qué debería contestar?— Pregunta Martha se queda callada unos instantes. John se acerca a ella y le deja un beso en los labios. —Nos vemos después. Llego tarde a clase— dice levantándose y poniéndose la ropa antes de marcharse.

—¿Qué ha sido eso?— Pregunta Ludwika acercándose a los minutos junto con las chicas. —Os hemos visto por la ventana del aulario.

—¿Por qué demonios le habéis contado nada?— Pregunta Martha.

—Bueno, ha pasado lo que querías, ¿no?— Dice Elizabeth. —Deberías estar feliz.

—Me he quedado atolondrada, que no es lo mismo— explica Martha enfadada.

—¿Pero no estabas enamorada?— Pregunta Anne.

—Sí, supongo.

—Pues ya está. No te quejes, hija, al menos tú qué tienes suerte— dice Anne.

—También es verdad— dice Martha aún nerviosa. —Pero es que está buenísimo...— asegura mirando hacia donde el chico se ha ido.

—Tienes mucha suerte— dice Elizabeth.

Charlotte permanece callada toda la conversación. Se alegra por su amiga, y sabe que ella ánimo a John, pero tal vez ahora se arrepiente un poco. ¿Y si no es mentira que a su hermano le interesa al menos un poco? Solo hay que ver cómo se miraban ayer al salir de clase.

—¿Charlotte? ¿Estás bien?— Pregunta Elizabeth. —Parece que estés tú más en shock que Martha.

—Sí... Todo bien— dice volviendo a la realidad. Normalmente cuando tiene un problema o duda lo resuelve hablando con su hermano, desde luego esto no podrá ser así. ¿Con John? Tampoco. ¿Martha? Mucho menos. ¿Con quién demonios debería hablar? Tiene una idea.

—Necesito subir un minuto a mi habitación, me he dejado la cartera— dice Charlotte tomando su mochila y yéndose rápido.

—Niña más rara...— murmura Anne.

En el camino, se cruza con su hermano, pero tiene tanta prisa que no para para saludarle. —Está bien, Charlotte, nos veremos más tarde— dice viendo a la joven irse.

Entra a la habitación y lanza la mochila. Debe llamar al mejor amigo de su hermano.  Él seguro le da un buen consejo.

—¡François!— Grita la joven por teléfono.

—Tía, ¿te vas de Suiza tres semanas y te conviertes en una destruye tímpanos?— Se queja el otro por teléfono. —Justo iba a llamar a tu hermano.

—¿Sí? Es eso muy curioso— dice con una risa nerviosa.

—Se marchó de aquí antes de que pudiese hacerle una visita. He ido a ver a Phillipe. Dice que todo va "suuuper". Supongo eso está bien.

—Sí, mi hermano tenía prisa en volver— dice sentándose en la cama.

—Oye, ¿estás bien? ¿Le ha pasado algo a Louis? Te oigo nerviosa.

—No, no, no... Ni mucho menos. Sigue vivo, no sé cómo, pero sigue vivo.

—Oh, menos mal. Quería decirle que he comprado un billete a Londres. Voy a pasarme unos días por allí. Tengo vacaciones y así aprovechamos para vernos.

—¡Oh! ¡Claro que sí!— Dice convencida aún con sus nervios.

—Estás segura que todo va bien ¿no?

—Sí, sí, sí... Bueno, no— dice echándose a llorar. —La he liado— murmura la joven poniendo la almohada sobre su cabeza.

—¿Qué has hecho?— Pregunta el chico.

—¿Yo? Tengo una amiga que me dijo que le gustaba un amigo mío y yo los animé a estar juntos pero también creo que a Louis le gusta un poco el chico y también le dije que debería hablar más con él y ahora mi amiga y mi amigo están juntos y si mi hermano se entera tan solo lo va a aceptar y negará que alguna vez le haya gustado aunque sea un poquitín pero tú miras como se miran y te mueres. No se hacer— dice sin respirar en toda la frase.

—¿Qué? Charlotte, eso es mucha información. ¿Qué empaste acabas de hacer?— Ríe el chico. —No te preocupes. Tan solo no toques nada, iré pronto y hablaré con Louis. Tal vez no le gusta el chico ni siquiera y tu lo ves así.

—Yo creo que sí le gusta. Se hacen ojitos en la biblioteca.

—Está bien, relax. Hablaré con tu hermano discretamente en cuanto llegue.

—No le cuentes nada de esta conversación— dice la joven.

—Lo prometo, pronto llamaré a tu hermano para avisarle que voy. Está yendo bien con el asma ¿no?

—Sí, como siempre. Todo bien. Aquí hay bastante más humedad, pero lo puede sobrellevar.

—Me alegro que todo esté bien. Recuerda no gritar. Ya nos vemos, chiquitina— dice el joven colgando por teléfono.

175 Días | Nueva edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora