134: Lunes

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Ayer tuvo que separarse de John. Por fin, tras tantas horas ha llegado a su destino. Ahora está en la universidad y luego irá a Ginebra. Quiere arreglar unos asuntos en la universidad y no puede dejar tirados a los chicos del TFG.

Que solitario está todo sin John.

—Ya he regresado— dice Louis entrando a la habitación de su hermana que le saluda con efusividad.

—¡Hola! ¿Cómo está todo?— Dice abrazando a su hermano. Martha está allí también. —¿Y John?

—Se quedará un poco más en Carolina del Sur, para desconectar y descansar. Está bien— afirma el mayor. —Me gustaría haberme podido quedar con él, pero bueno— afirma sentándose en un lado de la cama.

—Bueno, que descanse y se recupere— dice Martha con una pequeña sonrisa.

—¿Vamos hoy a comer por ahí?— Pregunta Charlotte.

—Yo tengo clases todo el día. Solo venía a saludar— afirma Louis. Es obvio que tiene el día lleno si ha faltado toda una semana. No quiere que nadie pierda sus clases.

Poco después de hablar un rato con las chicas, se marcha a dar algunas clases y arreglar asuntos de profesores. Al menos ha conseguido entretenerse la mayoría del día.

Todo va bien hasta llegar a clase de primero. Dónde van Martha y John. Allí sobre la mesa le esperan unos papeles pequeños doblados. Son notas, y como siempre, llenas de mañacadas. Decide ignorarlas y seguir con su clase, de todos modos no le apetece montar ninguna escenita. Además, nadie tiene que opinar de su relación con John. Ellos van bien, aunque a veces tengan algunos roces como el del otro día.

—¿Por eso él obtiene buenas notas?— Pregunta un chico algo molesto cuando acaba la clase y la gente ya está saliendo. —No es justo. Yo me esfuerzo.

—Ya sé que te esfuerzas— dice Végobre.  —No tienes mala nota, hay que pulir algunas cosas y tendrás el máximo. Sigue trabajando— contesta de manera tajante y luego se acerca Martha.

—A veces pueden ser muy crueles— asegura la joven.

—¿Por qué lo saben?— Dice guardando un par de cosas. Se ha esforzado en ocultarlo de su ámbito profesional para que ahora toda una clase lo sepa.

—Porque han enviado un vídeo— afirma la joven que sabe lo que ha tramado su clase. Quieren quejarse al director sobre la "injusticia". —De una fiesta. Creo que la última vez que salimos.

—Agh, que infantiles— murmura dispuesto a marcharse de la clase. ¿A caso quieren arruinar su día? Lo han conseguido.

—El problema en sí no es que el alumno se enamore de su profesor, sino que el adulto corresponda a esos sentimientos y decida profundizar a escondidas de todos— asegura una chica hablando a las afueras del edificio.

—Y no solo eso tia. Es que es una relación desigual si es que van en serio, porque yo no me lo creo mucho. A ese le hacía falta subir nota. Un profesor tiene casi siempre más experiencia y edad que el alumno, encima te puede castigar y bajar notas. Nadie se va a quejar nunca— contesta otro y parece ser que Louis va a tener que ponerle frenos a la situación. —Lo que pasa es que confunden admiración con amor, tío.

—Yo me quejaría a dirección— afirma una chica y así lo han hecho. Por eso Louis está hablando ahora con Kościuszko.

—Ya... Te ha tocado a ti el marrón. Te entiendo, por eso no quiero que sepan que he vuelto con Ludwika...— dice el polaco.

—Es que no es justo, tengo veinte años. No tengo una gran superioridad tampoco. Solo porque soy profesor ¿y si fuese panadero?

—Mira, solo ellos no entienden, pero tu trabajo va a estar bien. Casi ningún profesor se va a poner en tu contra. Si quieres explicarles, les explicas, pero no es necesario. Qué no te afecte lo que digan.

Louis se marcha harto a su habitación. Las palabras de Kościuszko no le han ayudado en mucho, pero al menos se siente comprendido. No quiere saber nada más del tema, le está volviendo loco y solo quiere llorar.

—¿Qué le pasa a mi hermano?— Pregunta Charlotte y Martha baja la mirada. —¿Qué le han hecho?

—Culpa de mi clase...— murmura la joven. —Le están tirando basura por todos lados porque está con John. Le han escrito notitas y ya sabes...

—¿Qué decían las notitas?— Dice Charlotte enfadada. ¡¿Cómo se atreven!? —Le han hecho daño, ¿verdad?

—Solo eran tonterías, sabemos que no es cierto.

—¿Qué le han dicho?— Dice dejando el pan en la mesa del comedor de la universidad.

—Que abusa de su poder como profesor... Ya sabes, le ha sentado muy mal.

—Claro que le ha sentado mal— dice Charlotte dando un golpe a su bandeja y un grupo de chicos la miran. —Mi hermano no es nada de eso. ¿A caso no puede querer a nadie?— Pregunta con enfado y recibe la atención de toda la cafetería.

—Tu hermano tiene muy subido lo de ser profesor— afirma una chica levantándose de una de las mesas.

—Ya te gustaría— dice Charlotte. —No te mira ni los pelos de tonta que traes— afirma la suiza.

—Debería de llegar cuidado o a él si que se le caerá el pelo saliendo con casi menores.

—¡¿A caso tú lo conoces?!— Grita Charlotte. —¿Verdad que no? Se llevan menos de dos malditos años y montáis este paripé de los cojones y luego cuando de verdad hacéis falta no hacéis una mierda— asegura Charlotte lanzando su vaso con agua sobre la chica.

—¡Charlotte, suficiente!— Dice Martha.

—No, están hablando de mi hermano— afirma la joven con furia. —Sois unos idiotas opinando de lo que no os tiene que importar. Si tenéis malas notas y sois gilipollas no es culpa de John ni culpa de mi hermano.

—Perdona, señorita que no sabe ni despejar la equis, pero nosotros sacamos buenas notas lo que nos aparece injusto es esa relación de poder ahí en medio.

—¿Y que más os da? Si John no se queja no os podéis quejar vosotros.

—No dice nada porque luego su nota caerá en picado fijo— afirma otro chico.

—¿¡Pero sois subnormales o os lo hacéis!?— Grita Charlotte. —Pero si dos más dos son cuatro tío, no te lo va a poner como mal, imbécil.

—¿¡Qué es este griterío!?— Grita Kościuszko entrando al comedor. —¡Lo que demonios sea que es tan importante lo comentáis mañana a horas más razonables! ¡Nada de estas peleas a las once de la noche, hombre! ¡¿Aún estáis peleando por lo mismo?!

175 Días | Nueva edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora