79: Martes

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—Entonces...— murmura John sentado en su cama. —¿Estamos bien? ¿Cómo siempre?

—Si quieres sí— contesta Louis también sentado en la cama.

—Sé que no podemos regresar como si nada hubiese pasado— dice el rubio. Hace días que no está tan cómodo en la cama. Ha dormido en el suelo y en una silla. —Pero me gustaría que hiciésemos el intento de seguir juntos uno por el otro. Sé que es difícil, aunque desde que te conozco no he vuelto a sentir mi vida vacía.

—No quiero que pienses que me has causado esto. No he sabido gestionarme y si te escribí es porque a veces siento que eres la única persona que me quiere y no quería hacerte más daño. No lo mereces— dice mirando por la ventana.

—Tú no mereces lo que te ha pasado ni lo que te han hecho. Me gustaría haber estado antes contigo y haber sabido cómo ayudarte.

—John, no pienses que debes ayudar siempre. Lo que le pasó a Francis no fue tu culpa, y lo que me ha pasado a mí tampoco lo es. Suficiente haces por todo el mundo—  suspira algo intranquilo. —¿Hablamos de otra cosa? Estoy saturado del tema... Nadie me deja en paz.

—¿De qué quieres hablar?

—Me han ofrecido un trabajo en Ginebra, por casi veinticuatro mil francos al mes— dice sin mirar a John.

—Eso es fantástico, ¿no? ¿Es donde querías?

—Sí, pero ahora estoy aquí. Contigo.  No puedo aceptarlo.

—Es tu sueño, ¿no? Tu familia está en Ginebra y todo lo que quieres está allí. Tal vez necesitas volver allí para despejarte y ubicar tu mente.

—¿Y tú? ¿Qué haré sin ti? Yo no quiero una relación a distancia, ya lo sabes.

—Creo que prefiero verte donde siempre has querido. Son tus decisiones y decidas lo que decidas voy a estar orgulloso.

—Gracias, pero creo que no lo tomaré... No ahora con el curso a medias y contigo aquí. Mi hermana también está estudiando y no creo que sea lo mejor ahora mismo aunque tengo ganas de estar en casa. Al menos un ambiente similar— afirma Louis. —Echo de menos cocinar y una vida así, con plantas y mascotas.

—Esperemos que el año que viene si pueda ser así. Te prometo que tendremos lo que quieres, incluido una serpiente si te hace feliz— dice John acariciando su cabello. —Vamos a cenar. Mi madre dice que estás muy delgado.

—Estoy como siempre. Soy así— dice Louis. Nunca ha pesado demasiado a pesar de su altura.

—Te han dicho que cinco kilos te irían de maravilla y yo tengo hambre— dice John levantándose.  —Tendré que llevarte con mi madre para que comas, eh.

—Oh, tu madre se preocupa demasiado por mí— afirma Louis siguiendo a John. Ella siempre pregunta por él y se muestra cariñosa. No como la madre de François, siempre tan repelente.

Al final transcurre la cena de modo tranquilo, dentro de lo que cabe.

—Bien, eso es suficiente— dice John después de convencer al mayor de comer un poco más.

Hay mucho ruido siempre en la cantina y luego se han quedado un rato en el silencio de la noche para observar el cielo hasta que hacía demasiado frío.

Últimamente, el lugar de descanso ha sido el cuarto de John. Tal vez es mejor así para que Louis cambie de ambiente un poco y no se encierre a dormir en el mismo lugar en el que se encierra a estudiar y trabajar.

John tan solo se acuesta al quitarse las prendas más incómodas, pues ya se duchará por la mañana. Observa a Louis que si se está poniendo un pijama. No lo ha visto en uno desde hace mucho tiempo. El motivo debe ser algo que John no puede saber con certeza, pero lo respeta de igual manera. Tal vez se siente más seguro así, puede que estén volviendo a empezar.

Se acuesta también y se quita las gafas. La cama de John es algo más pequeña y han de estar más juntos. Hace más de una semana que no duermen juntos y puede que ahora se sienta un poco extraño. El rubio pasa su brazo por la cintura del mayor para abrazarlo y en su vez, este se sobresalta un poco y se nota tenso.

—Uy, lo siento— dice quitando el brazo. Tal vez demasiada confianza de la nada. Tiene que respetar sus tiempos y sus espacios. Debe ser eso por lo que prefiere usar pijama. —¿Prefieres dormir a solas?— Pregunta John y Louis niega devolviéndole el abrazo de antes. —Está bien.

—¿Podemos ver una película o algo?— Pregunta Louis y John asiente. Tal vez así concilian algo de sueño.

175 Días | Nueva edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora