40: Viernes

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John ha dormido muy tranquilo. No se ha despertado, eso no pasaba hace tiempo.

Lo primero que ha visto al abrir los ojos ha sido la cara del mayor que está dormidísimo a pesar de el sol que le da en la cara. John está apoyado sobre su pecho y Louis está prácticamente tirado.

Las sábanas han terminado todas en el lado de John. Louis no las quería se estaba agobiando, así que el rubio ha terminado todo enrollado y abrazado.

John mira el hombro del joven y se separa de su cuerpo delicadamente. Es la primera vez que ve que ocultan esos jerseys tan suaves.

Le sorprende ver que tiene más tatuajes. No lo sabía y anoche era lógico que no se veían por la oscuridad. Observa su brazo, es verdad que el más llamativo es el del asma, pero ese John ya lo conoce. En el interior del beazo tiene un paisaje hecho solo por líneas. Sus tatuajes son muy sencillos.

Empieza a acariciar el cabello del mayor mientras observa su torso. Le quedan realmente bonitos, aunque eran algo que no imaginaba. John supone que cada cosa tendrá su significado, o tal vez solo por estética, lo que sea está bien. Lleva una fila con un par de lunas dibujadas, todas son diferentes y pone algo que John no sabe descifrar que es.

También tiene un fecha no muy grande bajo de la clavícula. ¿4 julio 2012? A ver, esa es época del día de la independencia de USA, pero le extraña que sea por eso. Se nota que le gustan los números y las fechas porque tiene dos años en el otro brazo. Y no tarda mucho en suponer el motivo al ver varias cicatrices ordenadas y rectas casi hasta la muñeca.

El rubio toma su mano y la entrelaza, aún está bastante dormido. También se de cuenta de la peculiar cicatriz en su abdomen. Esa debe ser la reciente. La verdad es que le ha curado bien.

Para Louis su cuerpo parece más un campo de batalla que otra cosa, pero no puede cambiarlo y tiene que jugar con lo que le ha tocado. Tiene muchísimas cicatrices, cada una de algo totalmente diferente y es que cuando era más pequeño tendía a meterse en problemas. Por suerte, ahora ya no.

Despacio el mayor abre los ojos, John le está acariciando y eso le pone se buen humor.

—Buenos días— saluda John con una sonrisa y el otro le sonríe de vuelta. —Estaba mirando tus tatuajes— asegura acariciando la mejilla del hombre.

—¿No te gustan?

—Me encantan. Son muy bonitos— dice dándole un pico.

—Me alegro de que te gusten— dice somnoliento.

—No sabía que los tenías— afirma el rubio, parece ser que le ha tocado una caja llena de sorpresas. —¿Cuantos tienes?

—Hm... No lo sé— dice contando un momento. —Algo así como una decena, pero pequeños. No me gusta que sean muy grandes y recargados— afirma. —Tú no tienes, ¿verdad?

—No, pero me gustan. Mis padres me dijeron que si me espere a tener los dieciocho. Pero no sé qué me gustaría tatuarme.

—Creo que es una decisión que hay que pensar bastante. Siento que si no es algo con un significado importante para mí me aburrirá pronto— asegura Louis. —Hay gente que solo lo hace por estética, que también está bien, pero no me atrevería.

—Pienso lo mismo. Las modas pasan, prefiero algo personal— asegura el rubio. —No sé el que aún.

—Ya te vendrá la inspiración.

—¿Y los tuyos que significan?— Pregunta John con curiosidad. —¿Se puede saber?

—¿Hay alguno que te dé curiosidad?

175 Días | Nueva edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora