Han pasado una dura semana con la nieve, a consecuencia algunos de los chicos están enfermos de gripe y resfriados. Esta semana no están pidiendo demasiado e incluso algunos se han marchado a casa para seguir con el servicio en otro momento.
Thomas toma la botella que le pasa Louis y echa un buen trago de ron. —Louis— dice uno de sus amigos. —¿No vas a avisar a nadie?
—No— asegura cubriéndose bien en al cama. —Mi hermana y mi novio están los dos en el extranjero. No voy a preocuparlos— asegura cerrando los ojos, espera que se vaya el dolor de cabeza y que un pequeño trago de alcohol ayude. Anoche estuvo igual pero con tos. Eso le asusta un poco, su tos nunca suele ser buena. Necesita reposar un poco y sabe que estará mejor.
—Al menos deberías escribirles— dice Müller yendo a por un pañuelo para sonarse la nariz.
—Yo he pensado en irme a casa— asegura Thomas. —Sé que está lejos, pero estoy destruido— dice dejando la botella.
—Tío, no soy capaz de hacerme ahora ocho horas de tren— asegura Louis cansado. Tiene agujetas en todo el cuerpo.
—Yo tampoco...— dice Müller cubriéndose con la chaqueta. —Voy a ir a la teórica. ¿Tú, Louis?
—No— asegura cubriéndose la cabeza con la almohada.
—¿Tienes fiebre?— Pregunta Thomas que también se está preparando. Louis siempre va a todo.
—Creo que un poco— murmura Louis.
—Pues nada, tío, descansa. Luego te cuento— dice Thomas y Muller y él salen. —Oye, creo que le voy a escribir yo al novio o a la hermana, eh— asegura.
—A ver, no sé, es su vida.
—Tío, pero una llamada o algo debería hacerlo. Ni se ha levantado desde ayer a medio día— asegura Thomas. —Yo si que estoy un poco mosqueado con eso. Voy a ver si llamo a su hermana.
***
—Gracias— dice John tomando su bebida. —Mierda, mañana no voy a poder ni ir a clase— asegura apoyándose en la barra.
—Da igual, Jack, solo se vive una vez— asegura Charlotte. —¿Qué vamos a perder?
—Si alguien me tiene que llevar arrastrando vas a ser tú— asegura tomando un poco de su vaso.
—Okey, yo me voy a bailar— ríe Charlotte. Hoy es un día para disfrutar, hace tiempo no se reúnen todos. Anne también está, aunque la verdad es que ignora un poco a Charlotte y el resto de chicas. Solamente se ha sentado a hablar con John un poco. Lo que hace el alcohol...
—¿Te va bien con Louis?
—Sí— asegura mirando su trago. —Bastante bien.
—Me he enterado que estuvisteis en Ginebra— murmura la chica levantando la mirada hacia John. —Me lo ha contado François.
—Claro, como no— murmura John de mala manera.
—Me ha dicho que fue a ver a Louis. No está muy bien desde que se ha enterado que está contigo en un rollo serio— afirma la chica.
John suspira. —Creo que no deberia importarle que hace él con su vida.
—Pero le importa, no sabes la rabia que a veces me da ver que alguien le importa más que yo...— asegura Anne. —A veces no sé que ve en Louis.
—Muchas cosas. Si lo conocieses bien te darías cuenta— dice John. —Es una persona increíble: cariñoso, amable, empático, le gusta cuidar a la gente y cocinar.
—Creo que tú y yo no vemos la misma cara. Lo conozco de toda la vida, de la calle, del colegio y del barrio. Metido en líos y problemas constantemente.
—Pero ya no se mete en esos problemas— asegura John. —Es mayor.
—Supongo, pero como comprendes no me gustaría hablar con alguien que trae loco a mi futuro marido— dice Anne.
—Está obsesionado, hace daño a Louis y sufre por su culpa. Es muy bruto.
—Es como un niño caprichoso. ¿Pero que le hago?— Pregunta Anne como si nada.
—Que se olvide de mi novio ya mismo— amenaza John enfadado. —Le da igual hacerle daño, joder. No puedo tolerar eso— dice levantándose. —Ahora vengo— murmura yendo al baño a echarse algo de agua.
—¿Todo bien? Parecías enfadado— asegura Alexander apoyado en una puerta. —¿Quieres?— Pregunta ofreciéndole un cigarrillo de liar.
—No. ¿Por qué todos fumais?— Pregunta casi asqueado. Qué inconscientes. Le parece estúpido, más ahora que ya lo ha probado.
—Es guay— asegura. —Entonces, ¿qué haces aquí? Normalmente a un baño se viene a fumar o si quieres tener un lío. No será eso, ¿John? A ti te va bastante.
—Oye, no. Solo he venido a refrescarme— asegura John haciéndole una mala cara.
—Bueno, si algún día necesitas algo ya sabes que puedes buscarme— dice acercándose a John.
—Respeta a Eliza— dice enfadado. Ya sabe que está buenísimo, pero Alex tiene novia.
—Oh, no, no. No me mal entiendas. Nos va eso a nosotros— explica Alexander. —Ya sabes, cosas de ser bisexual. Supongo que lo sabes, ¿no?— Pregunta con una sonrisa.
—¿Yo?
—Estabas con la rubita, ¿no?
—¿Con Martha?— Pregunta mirando a Hamilton por el espejo. —No me funciona mucho.
—Oh... Bueno. No te echo la culpa. Si algún día quieres algo a tres nos puedes buscar— dice y John se gira. ¿¡Cómo!? ¿Le acaban de plantear un trío?
—Gracias, pero estoy con...
—Oh, cierto— interrumpe a John. —Con el profe. Bueno, si queréis algo a cuatro.
—Alex, gracias, pero no— rechaza lo más amable que puede. Tampoco ha tenido muy buenos roces con Alexander como para hacer eso. No le parece una mala idea, pero tal vez no se lleva tan bien con Alex. —Somos gays.
—¿Cien por cien?— Pregunta levantando una ceja.
—Cien por ciento.
—¡Una lástima! Ser bi es maravilloso, tienes de todo.
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175 Días | Nueva edición
Fanfikce¡Es el primer año de universidad de John Laurens! ¿A caso lo sabrá sobrellevar o tener que aprender a hacer la colada le hará regresar a casa?