146: Miércoles

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Ayer barajaron las opciones y lo mejor será marcharse a aquel piso que hablaron. A pesar de ser un gasto extra, necesitan despejarse. Louis está abrumado por el asunto y John cansado de que le pregunten por su madre muerta.

Hoy después de todo el día y la larga rutina, han ido a verlo. No es muy grande, pero es suficiente para ellos, incluso sobra. -¿Te gusta?- Pregunta John y Louis asiente.

-Es muy... Familiar y tranquilo- las paredes están insonorizadas, es silencio es absoluto. Eso le gusta a Louis.

-¿Empezamos mañana a traer nuestras cosas?

-Oh... Sí, es un poco rápido, pero será lo mejor- encima está a cinco minutos de la universidad.

-Te quiero- dice John dándole un pico en los labios y después de un rato, salen de vuelta a la universidad. -Llevas todo el día muy serio. ¿Aún estás con lo de ayer?

-Sí... No sé, es mi trabajo y estoy preocupado.

-No has dicho nada que no sea cierto, eres honesto- afirma tomando su mano.

También dicen que solo aprueba a los que se tiran con él. Puede parecer una tontería, pero si eres profesor... Jode, y mucho.

De nuevo no ha bajado a cenar, no tiene ganas ni de encontrarse con tanta gente en ese lugar. Siente que ahora todo el mundo le mira.

-¿Y mi hermano?- Pregunta Charlotte viendo a John.

-No quiere bajar. Le subiré algo de comer— dice John. —Esto le está afectando mucho.

—¿Le ha gustado el piso?— Pregunta Charlotte. Sabe que será lo mejor para su hermano.

—Sí. Hemos pensado en empezar a llevar cosas. Además, creo que será un sitio tranquilo para él y apenas hay ruido allí... Espero que esté mejor.

—Lo estará— afirma Charlotte. —¿Me lo enseñáis mañana?

—Por supuesto— dice John

***

—Te he traído un poco de sopa— dice John cerrando la puerta y Louis asiente.

—Gracias, cariño— dice dándole un beso y regresa a sentarse en la silla.

—¿Estás bien?— Pregunta viendo al otro tomando aire con fuerza.

—Todo esto del estrés me está afectando bastante...— murmura. Ahora mismo están pasando muchas cosas en su vida y no las puede procesar.

—Lleva cuidado, te escucho un poco mal desde ayer— dice John acariciando su mejilla. Desde ayer lleva administrando el medicamento de rescate y debe parar cuenta a eso.

—He pedido cita para mañana por la mañana— afirma Louis. —También he quedado mañana con la señora Washington.

—Bien... Espero que esta noche no empeores— dice bastante preocupado por la respiración de su novio. —¿No tienes hambre?

—No, no mucho— dice viendo la comida.

—Venga, come un poco y podemos ir a dormir— anima John y espera al mayor mientras come algo. Después de eso, ambos se sientan en la cama y tras dar un par de vueltas, John usa una carta secreta que siempre funciona con su novio: poner un documental para que se vaya relajando para dormir. Así no puede pensar en otra cosa antes de dormir y se queda frito.

***






Para los que piensen que qué me fumo para escribir esto, os diré que no lo sé y no puedo pasar receta xd.

Pero bueno, os diré que tal vez son muchas experiencias en mi vida que intento reflejar en mis libros. Porque aquí donde me veis, yo he presenciado cosas y aquí os vengo a contar una historia real.

Un poco de mi vida: Para quién no lo sepa, soy profe de niños. Efectivamente, lo peor de este mundo ajajjajs pero necesito algo de dinero extra. La cosa, es que hace no mucho me encontré con un chico que fue mi profesor por aquellos tiempos lejanos donde tenía nueve años.

La cosa, es que ese hombre (un muy buen profesor), era la primera vez que daba clases y que era profesor en la escuela. Spoiler: fue el último.

Y ahora me preguntaréis: ¿Por qué Du Sol? Y yo os contestaré: los niños son muy creativos.

El otro día, uno de mis niños, se le ocurrió inventarse una cuenta de Instagram donde subía chismes de gente de manera anónima. Ya imagináis el lío que puede hacer un crío de 11 años con anonimato...  se lío bastante parda... Y pensé: en mis tiempos eso no pasaba y me acordé de este profesor. Vamos a llamarle Pepe, por su privacidad.

La cosa es que Pepe, era mi profesor de primaria de Español. Yo tenía otro profesor para matemáticas y etc, y a Pepe para español. En mi colegio habían dos clases, una para los que hablan español, donde Pepe era el tutor y la mía, donde no se hablaba español como lengua principal y Pepe enseñaba español.

Entonces un día, Pepe, empezó a faltar a clase. Y yo le pregunté a mi madre sobre Pepe, porque claro, yo no sabía leer en español mucho y no me daba nada de gracia que se quedó a medias el libro que nos estaba leyendo Pepe y yo quería saber cómo acababa pero no sabía leer español y mi madre no tenía el libro y nadie lo tenía solo lo tenía Pepe :v

La cosa, es que mi madre, metida en los típicos consejos esos de padres y profesores, se enteró que una alumna del otro curso, del curso de español, había dicho que Pepe nos ponía n0por en clase. (Cabe decir que había una clase que se impartía en un aula de informática enana y según esta niña allí pasó). La cosa es que, Pepe estuvo casi un mes sin venir a clase y ahí nos interrogaron a todos los alumnos. Claro, mi mente de niña decía dos cosas.

1: ¿Cómo va a hacer eso Pepe?
2: ¿¡AHORA QUIEN COJONES ME LEE MI LIBRO SI NO ESTÁ PEPE!?

La cosa es que después de una semana, le dijeron a Pepe que podía regresar a clase porque no habían pruebas de nada, miraron los ordenadores y todo. Peeeero Pepe no quería volver y habló con mi madre y la madre de una compañera. Pepe no quería ni salir de su casa e incluso se había puesto enfermo del estrés.

¿Cómo terminó la cosa? Bueno, pues la niña, cuando vio todo lo que se le había liado a Pepe confesó su mentira. Efectivamente, todo el mundo se cagó en la niña de los huevos y Pepe regresó a clase y terminó de leerme mi libro :)

Cabe decir que Pepe se comió un gran trauma, aunque yo no entendí que pasó porque era muy pequeña y lo que vivió nuestro pobre Pepe, ahora le entiendo. Pepe tenía veintidós años, y se la pasaba casi todas las clases después del acontecimiento llorando, por lo que me daba mucha lástima (y luego me dicen que soy una autista de mierda y no tengo empatía, eh) La cosa es, que Pepe, a pesar de que ser profesor era su sueño, no volvió a ser profesor nunca más.

Me he jurado, que mejor dejo lo de ser profesora de niños, porque a veces parece una fantasía pero mira a nuestro pobre Pepe y a mi con las redes sociales estás y las cuentas que se crean los niños. ¡AHHHHHH odio! De hecho, quiero ser profe de universidad, pero primero tengo que terminar mis estudios, jeje...

Así que sí, la mayoría de cosas que escribo no es porque me fumo un porraco más grande que un canguro antes de escribir, es porque me persigue el caos. Podría escribir un diario personal y subirlo... Je, je. ¿Y si lo hago? ¿Alguien lo leería? Tengo varias vivencias más heavys que contar y tal vez así aprendeís de mis errores.

175 Días | Nueva edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora