143: Viernes

4 1 0
                                    

A la mañana siguiente, mejor dicho el mediodía, se ha despertado. Está cansado y con dolor de cabeza, pero nada que no se arregle con el paso del día.
Se ha ido a la biblioteca a leer, organizar y esas cosas. Es un lugar muy tranquilo y cuando está harto de estar frente al escritorio o en cualquier lado va allí y no consigue hartarse del lugar.

Por otro lado, John está más que harto de su casa. No recordaba que todos le tratasen de esas formas. El quiere volver a tener una vida tranquila como la que llevaba en Londres.

—¿Qué va a querer comer?— Pregunta una mujer entregándole una larga lista. ¡Qué difícil es elegir! Allí tenía que conformarse con lo que fuese. Así con absolutamente todo, incluso le preguntan tonterías que ni siquiera recordaba.

—¿Va a querer salir al jardín?— Pregunta un hombre y John asiente.

—Puedo salir solo, eh— afirma algo incómodo pues ya no acostumbraba a que incluso le abran las puertas. Aunque... Ahora que lo piensa, recuerda el primer día que llegó a Europa y lo que pensó. Tal vez era un malcriado y sus amigos le han enseñado una lección de humildad. ¿Malcriado? Posiblemente.

Luego, le han preparado un baño, la ropa para después, le han limpiado la habitación... No tiene que hacer absolutamente nada en el día, eso es muy aburrido. ¿Será que solo se dedica a ser guapo? Aunque no conlleva mucho esfuerzo más que cepillar su pelo un par de veces al día para que quede hermoso.

Pero ahí no acaba la cosa. Si sale de su casa es peor. Mucha gente se acerca a hablarle, pues cuando vivía allí no salía casi nunca de su casa. Supone que la gente tiene curiosidad por hablar con él y los amigos de Harry lo adoran. Está pasando un día estupendo.

***

—¡No puedo más! ¡Van a volverme loco!— Grita Louis apoyándose en la mesa de la biblioteca. Ni siquiera lleva un par de horas levantado.

—¿Qué pasa ahora?— Dice Kościuszko que buscaba algunos libros. Un viernes a penas hay gente en el lugar. —Déjame adivinar.

—Sí, es lo que estás pensando— afirma sentándose en la silla. —No soporto esto más. Ojalá Pictet viniese ya a quedarse con su puesto. Los que están acabando la carrera no me quieren aquí y los que la empiezan tampoco.

—Bueno, no te compares con Pictet, lleva muchos años dando clase y la gente ya está acostumbrada a él— afirma Kościuszko. —Es como a mí. No me pasa nada de lo que te pasa porque están acostumbrados a mí y no quieren cambiar de profesor.

—Solo me odian cuando tiene malas notas en los exámenes. No es mi culpa que no vengan los jueves a clase— dice mirando los ojos azules del polaco. —Yo dije que iba a explicar algo importante, ha entrado en el examen y de sesenta lo hacen tres personas bien. ¡Tres!

—Ya, me suele pasar...— afirma sentándose en la silla frente a Louis. —¿Y ahora que quieren? ¿Echarte ?

—Supongo. Terminaré antes dimitiendo.

—No digas eso, hombre. No queda nada de curso.

—Cuando venga John no sé qué va a pensar... Creo que no quiero estar más en este sitio. Me odian— ni siquiera puede estar tranquilo, necesita alejarse de ese lugar aunque sea unas horas. —¿Qué he hecho mal?

—Nada, pero ya sabes cómo es la gente. ¿Cuando viene John?

—En principio el lunes— afirma el más joven. —Espero que le dejen tranquilo y no se metan con él por todo esto...

—No lo vamos a consentir. Venga, anímate que lo que dicen solo son tonterías— afirma el polaco.

—Parece que no se olvidan de esas tonterías...

175 Días | Nueva edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora