66: Jueves

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—¡Louis! ¡Menos mal!— Dice el chico suspirando. —No sabes cuan preocupado he estado.

—¿Preocupado?— Pregunta Louis extrañado. —Solo quiero que dejes de llamarme, por favor. Hazlo por las buenas y dejemos aquí el asunto.

El mayor suspira al otro lado del teléfono. —Vamos a hablar tú y yo.

—François, no. Es suficiente que te estoy llamando. Ni siquiera quiero escucharte— murmura Louis. No le gustaría que John supiese de esa conversación.

—He comprado un vuelo a Londres.

—¿Qué? No quiero que vengas. No pienso en recibirte— asegura Louis.

—También iré a ver a Anne— asegura y Louis cuelga el teléfono y lo lanza a la cama. ¡Lo que le faltaba! Eso sí ha de contárselo a John o a alguien. No quiere verlo de nuevo. Es ridículo ese hombre.

Al final, se distrae mandando un par de currículums y bebiendo algo de vino, tampoco mucho o seguramente John le diga algo.

Poco después llega John, algo cansado de estudiar y de escuchar una de las clases más aburridas del año.

—Hola, mi amor— dice John dándole un dulce besito.

—Hola— contesta intentando despejar su mente. No puede estar tan pendiente de ese tío. —¿Todo bien?

—Casi me duermo en clase— asegura sentándose en la cama.

—Pues tendrás que estar bien despierto ahora, porque nos vamos— dice con una sonrisa, acariciando las mejillas de John.  Todos parecen saber algo menos John. Martha también los ha comentado algo, incluso Alexander.

—Okey, supongo que te haré caso— afirma John levantándose tan rápido como se ha tumbado y sonríe.

Poco después, ambos están yendo en el coche hacia un destino equis. Un viaje por carretera para salir de la rutina. Como siempre, John disfruta viendo a Louis conducir y ahora que lo piensa, él nunca ha tenido que conducir, ni sus padres. Siempre han tenido un chófer...

¿Alguien sabe las conversaciones que salen en los coches tras muchas horas de viaje?

—Oye, te veo un poco triste— asegura Louis pensado que tal vez no quería salir o que puede que le haya pasado algo malo.

—No es nada, quiero despejarme un rato.

John lleva todo el día intentando llevar la mente ocupada, aunque parece que lo estaba consiguiendo, aquel paseo nocturno en coche no le da mucho en que pensar.

—Hace un año de...— dice y Louis ya supone lo que es.

—Oh, sí, claro. Lo siento— se disculpa por tener que hacer que John casi vuelva a mencionar a Francis. Con el tiempo prefiere no hacerlo, es una herida que duele.

Los viajes improvisados por carretera son de lo mejor. Es un juego constante eligiendo entre los dos para donde deberían ir. Es una experiencia que hay que probar al menos una vez en la vida.

Han terminado en un pequeño pueblo donde según internet podrán pasar la noche y cenar con tranquilidad.

—Necesitaba salir un poco de la rutina— asegura Louis mirando a John. La rutina también se había convertido en salir de fiesta cada fin de semana, es mejor que eso sea algo más exclusivo.

Ambos comen algo no muy denso para la cena y beben un poco de vino blanco. No hay nada de que quejarse.

—He hablado hoy con François— dice mientras se termina de quitar el jersey y John le mira desde la cama. —Por no contestarle ahora ha comprado un billete hasta aquí. Además, viene a ver a Anne.

—Ese tipo es ridículo— asegura el rubio. —Si yo fuese tú ya tendría una orden de alejamiento o algo así. Mínimo una denuncia.

—Oh, venga ya. No puedo hacerle eso— dice Louis. —Ha sido mi mejor amigo durante muchos años.

—Ya no lo es.

—Sé que en el fondo es buena persona. No voy a estropearle la vida— se sienta junto a John. —No quiero hacerlo.

—Después de todo, yo no podría llamarle "buena persona"— asegura mirando a Louis.

—Es que no lo conoces.

—Debes dejar de justificarlo— reprocha John. —Está loco.

Louis suspira. Todo el mundo le dice lo mismo, pero él no lo ve tan obvio. ¿A caso no se ponen en su lugar? —No lo estoy justificando. Es una persona a la que hay que comprender.

—Entiendo eso, pero te hace daño.

—No tanto. Ya me he acostumbrado. Él siempre ha estado para mí y ha valido la pena. Siempre ha tenido ataques de ira, pero se le pasan pronto— asegura Louis. —Creo que nos encontramos en un mal día y nada más.

—No sé si te estás escuchando, pero hace unos días asegurabas que estaba desquiciado.

—Ha sido la rabia, pero yo también me puedo equivocar. No debería haber dicho eso— explica mirando a John que levanta una ceja.

—No sé que has hablado hoy con François, pero te ha comido la cabeza.

—Claro que no. No hemos hablado casi de nada— dice Louis convencido. —No te preocupes, no voy a volver con él. No debes preocuparte.

—Me preocupo por ti— asegura empezando a acariciar el cabello del mayor.

—¿Por mí? Estoy bien. Ya no me afecta lo que pasó con él en navidad, estoy acostumbrado, solo me sorprendió después de tanto tiempo. Supongo que me he acostumbrado a ti y tu delicadeza— explica mientras acaricia la suave mejilla del rubio. Su piel es fina, pálida y parece extremadamente delicada. Sus mejillas se suelen sonrosar fácil. —Pero estoy bien contigo, Jack, no me voy a ir nunca. A no ser que me lo pidas.

—Oye, no hace falta que me digas que no te afecta lo que pasó con François. Sé que es una  situación complicada y puedes desahogarte conmigo. Voy a estar aquí para lo que necesites. Sabes que la señora Washington dice que tenemos que hablar más.

—Te lo agradezco, pero de verdad que no ha sido nada, solo una tontería más— explica Louis con la mayor calma posible. Se siente idiota por pensar que ese hombre podría cambiar. Siempre que hacía algo mal o le hacía daño, se disculpaba, prometía no volverlo hacer, se hacía el cursi y volvia a cometer el mismo error. Eso era el bucle de la relación incluso cuando eso no se podía considerar ya ni relación con Anne por enmedio. —Es mejor si empezamos a relajarnos un poco para dormir y esas cosas, ¿sí? No me apetece hablar del tema.

175 Días | Nueva edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora