114: Jueves

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-Perfecto- murmura el fotógrafo y John se levanta. Ya está algo cansado de esa sesión de fotos. Es un poco repetitiva, pero las fotos quedarán bien. -Si puedes desabrocharte la camisa.

-¿Qué? Claro que no- dice John ofendido. -No pienso subir esas fotos.

-¿Por qué no? Yo he visto que has subido alguna- asegura el fotógrafo. -Son buenas y captan números.

-No me siento cómodo haciendo eso. Eran colaboraciones- afirma el rubio. Siente que no hay fotógrafos profesionales con los que no se sienta extraño. No le gusta que le miren de esas maneras, menos si están solos. Llega a ser incómodo, por eso prefiere no volver a entrar en ninguna agencia donde no pueda rechazar trabajos.

-Pero sales bien- insiste el hombre. -¿Por qué no las hacemos y si te gustan luego las subes? No pierdes nada.

-Está bien- dice John no muy convencido.

***
-¡Louis!- Grita Nathan mientras corre directo hacia su profesor. -Me alegra tanto verle- dice el joven y Louis le abraza dr vuelta.

-¿Estás bien?- Pregunta algo preocupado por el estado de los dos chicos. Lleva todas las vacaciones pensando en eso.

-Sí, Ben aún no ha regresado de América, pero estoy seguro que lo hará pronto, cuando le den el alta.

-¿Está ingresado aún?

-Sí...- murmura el joven. -Pero está en un buen lugar.

-¿Y tú?- Pregunta el profesor. -¿Ya te han dado el alta?

-No, mi madre firmó alta voluntaria- asegura Nathan y Louis suspira, perfecto... Justo lo que no hay que hacer. -Tendrías que seguir allí. Van a ayudarte.

-Mis padres dicen que es suficiente, que ya monté un escándalo y que no haga otro. ¿Usted está bien?

-Sí, pero no quiero que se os vuelva a ocurrir hacer eso o me voy a morir de verdad- dice Louis recordando la situación.

-Lo siento- dice sin soltar al hombre del abrazo. -¿Y John?

-Bien, todo va bien ahora- afirma Louis y hablando del mencionado aparece justamente. -Hola, Jack- dice mientras recibe un beso en la mejilla de este. -¿Cómo ha ido?

-Luego te contaré. ¿Y tus clases?

***

—Jack— dice Louis acercándose a la cama donde el joven está acostado boca bajo mirando a la pared y con delicadeza se recuesta sorbe él apoyando su cabeza en el hombro de John. Le abraza y acaricia si cabello hasta que John le dedica una pequeña mirada. Ha sido un día agotador, sobretodo porque Louis ha tenido más clases aún por la tarde y John ya tenía ganas de ver al hombre. —Te quiero— dice acariciando su espalda desnuda con dulzura. —¿Qué tal la sesión de fotos?— Pregunta cuando John intenta darse la vuelta para tenerlo cara a cara.

—Un poco incómodo— asegura John y el mayor levanta las cejas apagando la luz y dejando solo la lamparita de noche encendida.

—¿Por qué?

—El fotógrafo ha insistido un poco en hacerme fotos más ligeras de ropa, que digamos— asegura el rubio acostumbrado a la situación.

—¿Y que le has dicho?

—Al final le dije que sí. No es que no me guste, solo siento que los fotógrafos no son profesionales y me usan un poco, pero es algo de siempre— afirma el menor.

—Habrá que buscar otros fotógrafos— asegura Louis.

—Y tampoco sé si subirlas— dice mientras pone bien la almohada y empieza a acariciar la mejilla de Louis. —Siento que no van con mi imagen actual.

—¿Y si las subes a otro sitio?— Pregunta el mayor sintiendo como John juega con sus mejillas con delicadeza.

—¿Dónde? Tengo el mismo problema en todas las redes.

—¿Me dejarías verlas?— Pregunta Louis y John asiente alcanzado su teléfono. —Antes subías alguna, ¿no?

—Eran colaboraciones.

—¿Y quién te hacía las fotos?— Pregunta Louis con inocencia.

—Francis...— murmura John —o algún fotógrafo que me caía mal de la agencia. Casi siempre Fran.

—Oh, lo siento. No sé para que he preguntado— dice el mayor disculpándose pues no quería abrir el tema. Seguro que las fotos con Francis eran más cómodas que con cualquier fotógrafo.

—Aquí están, puedes ir pasando— asegura el americano al darle el teléfono al europeo.

—Oh, sales precioso— asegura el mayor con una sonrisa. —Te ves muy... deseable. Supongo eso es muy bueno, eres una obra de arte— afirma viendo la simpática foto y en verdad entiende porque William le pidió que fuese el modelo.

—Gracias, cariño. ¿Tú que harías con ellas?

—Abrirme un patreon como mínimo...— murmura Louis enamorado del chico y le devuelve el móvil. ¿Para que quiere una foto si lo tienen ahí mismo?

—¡Louis!— dice John avergonzado. —¿Cómo voy a abrirme un patreon?

—Primer punto: no tienes por qué subir fotos tan atrevidas como piensas, estás están súper bien. Segundo punto: pagarán por ello.

—¿Quién pagaría?— Pregunta John extrañado por la propuesta.

—Yo sin duda y muchas personas más pagarían por ver a este bellezón— asegura el mayor. —Consideralo.

—Lo voy a pensar— dice viendo al mayor. —Tal vez está mejor subirlo en otro lado y que me paguen por ello, no lo sé. ¿Pero que va a pensar la gente? ¿qué subo ya sabes?

—¿Y si subes eso cual es el problema? Es tu cuerpo y puedes hacer lo que quieras. Si quieres sacar dinero a ese cuerpazo es tu elección, que se aguanten los demás.

—¿Y no te molesta?— Pregunta el rubio y Louis niega.

—En lo absoluto— asegura el mayor.

—Creo que tienes razón, pero lo consultaré con mi madre— dice John dándole un beso en la mejilla al mayor.

—Por supuesto— dice acariciando la espalda de John de manera dulce.

—Louis— llama el más joven con un murmuro. —A veces no tengo ganas de seguir con la universidad y estás cosas.

—¿Qué? ¿Por qué?— Pregunta el mayor confuso. ¿A caso a John le ha dejado de gustar la universidad?

—Siento que este sitio no es para mí— murmura el rubio mirando al techo. —Tal vez mi padre tiene razón y mi futuro estaba en América. ¿Qué hago estudiando esto? No tengo ninguna habilidad para ser médico.

—Yo creo que sí. Pienso que si lo has elegido fue por algo, tal vez porque te gusta, ¿no?

—Ni siquiera sé si me gusta esto ya. Me están empezando a estresar las fechas de entrega de cosas y acabamos de regresar de las vacaciones.

—Es normal que a veces pienses que no te gusta. Suele pasar, pero cuando pase esa época verás que te vuelve a gustar. No te desanimes, Jack.

—No es del todo por eso...— se sincera el americano y Louis le mira.

—¿Y por qué es?

—Nada por lo que debas preocuparte.

—Dime, ¿quién se ha metido contigo?— Pregunta Louis apoyándose sobre su codo para ver el rostro de John.

—¿Por qué crees que alguien ha hecho eso?

—Porque no sé qué te puede traer así— afirma Louis y John suspira.

—¿Podemos hablar mañana? Estoy realmente cansado— pide y el europeo asiente, yendo a apagar la luz de la mesita.

—Buenas noches, Jack.

175 Días | Nueva edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora